UN VETERANO DEL CINE MUSICAL

Tony Palmer, memoria documental

El prolífico director Tony Palmer, autor de títulos sobre los Beatles, Zappa o Cohen, es el homenajeado de este año en el festival In-Edit

El director Tony Palmer, fotografiado ayer en Barcelona.

El director Tony Palmer, fotografiado ayer en Barcelona.

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Hay quien nace con una vocación y quien la encuentra casi por accidente, pero después se entrega a ella como el que más. Tony Palmer (Londres, 1941), el director homenajeado este año en el festival de documental musical In-Edit, iba para académico de Ciencias Morales. Pero.... «un día acepté la invitación de un amigo de la BBC», explica, «de visitar Salzburgo para ayudar en un documental. Él sabía que yo sabía algo de alemán. Y allí vi cómo unos estudiantes dibujaban a la mujer desnuda más bella del mundo. Entonces tuve la revelación. ¡Aquí es donde debo estar!».

Del lado del arte, detrás de la cámara, Palmer se curtió como asistente de Ken Russell en Isadora y Jonathan Russell en una versión para televisión de Alicia en el país de las maravillas. Fichado por la BBC, dirigió un documental sobre Benjamin Britten que llegó a emitirse en la tele de Estados Unidos. «Por un breve momento, fui considerado un chico de oro», señala. «Pero después tuve la feliz idea de hacer una película rock que estuvo nueve meses retenida por la BBC».

Se refiere a la emblemática All my loving, en la que Palmer ofreció la oportunidad de expresarse políticamente a un puñado de músicos por entonces raros de ver en tele: Jimi Hendrix, Pink Floyd, Frank Zappa… «Todo empezó porque era amigo de John Lennon», dice Palmer, como si nada. «Me pasó una lista de artistas poco vistos en tele, ajenos a la parafernalia del Top of the pops. John me dijo: 'Yo haré los contactos, tú haz la película'».

Retrato íntimo de Cohen

A principios de los 70 y ya fuera de la BBC, Palmer rodó la película de culto 200 motels con Frank Zappa. «Sé que es de culto, pero me parece la peor película jamás producida», dice el director entre risas sobre la caótica obra.

Parece más orgulloso de Bird on a wire, su retrato íntimo de Leonard Cohen: «Es así de íntimo porque no había nadie para molestar. En ese momento, Cohen había decidido retirarse de las giras, de lo que luego se arrepintió, y estaba sin sello, así que no había muchos intermediarios con los que lidiar». (Palmer quiso rodar un documental con Adele, pero desistió por el volumen de exigencias).

El mismo año que Bird on a wire dirigió un documental sobre Liberace, al que conoció bien. Odió la película de Soderbergh con Michael Douglas como el pianista, Behind the candelabra«Él no era una caricatura. No caminaba de forma tan amanerada ni se pasaba el día bebiendo champán. Douglas no supo capturar al hombre; se quedó a millas de distancia».

Cabe esperar buenas anécdotas y opiniones rotundas de la masterclass de Palmer de hoy viernes, a las 12.00 horas en el Palau de la Música Catalana, en la Sala d'Assaig de l'Orfeó Català (gratuita; con inscripción previa).