Sopa de Cabra: «La emoción es tan importante como la protesta»
La banda de Girona publica este viernes 'Cercles', su primer disco con canciones nuevas desde el 2001
Tras sus tres conciertos del verano pasado, Sopa de Cabra publica este viernes Cercles, su primer disco con canciones nuevas desde Plou i fa sol (2001). Un trabajo en el que la banda de Girona reanima su rock clásico desde un encuadre maduro, con reflejos melancólicos y acabado detallista. Lo estrenará el 17 de enero en el Liceu, en la noche bautismal del Suite Festival.
-Cercles se grabó este verano aprovechando, dijeron, la energía de los conciertos. Pero el disco les ha salido poco extrovertido. Quizá sea su trabajo menos rockero, ¿no creen?
-Gerard Quintana: El verano nos genera estímulos positivos, pero eso no significa que este fuera a ser un disco de fiesta mayor. Es un trabajo más de explorar emociones.
-La primera palabra de la pieza Cercles, el sencillo, es ,«camins», todo un clásico sopero. ¿Autoparodia?
-G. Q.: En cierto momento pensé que estaría bien escribir las letras con solo 50 palabras, o 100, porque al volver con el grupo sentía que regresaba a un imaginario conocido, atravesando caminos, mirando estrellas y ensanchando horizontes. Yendo a lo atemporal, a las cosas que pueden durar. Pensando que dentro de 150 años alguien que escuche la canción pueda emocionarse al ver salir el sol. Esta vez no sé qué ha ganado, si los caminos o las estrellas…
-Se respira un estado de ánimo parecido al de su disco anterior, hace catorce años, cuando entonces el grupo se despedía y ahora regresa.
-Josep Thió: Es lógico que haya una continuidad: cuando compones para Sopa utilizas un lenguaje concreto y te fijas un objetivo.
-G. Q.: Hacer música que conecte al oyente consigo mismo. Por eso huyo del costumbrismo.
-En el rock aún se encarna a veces el rol eternamente juvenil: Jagger contorsionándose en escena como un veinteañero. Pero Sopa no parece querer simular algo no es. No hay sobreactuación ni una euforia fingida.
-G. Q.: No hemos intentado impostar nada. Y la música de la juventud de ahora está lejos de lo que hacemos: Txarango, Els Catarres…
-¿Es un disco para gente de su generación, que ronda los 50?
-J. T.: ¡Espero que no!
-G. Q.: Hemos intentado ser nosotros mismos, expresar lo que sentimos, sin inventarnos nada. Las emociones son muy transversales, no son patrimonio de ninguna edad.
-En los discos más antiguos de Sopa había una relación con la calle: «El boig de la ciutat», «L'Empordà», «El carrer dels torrats»… Todo eso ha desaparecido.
-G. Q.: Entonces vivíamos en la calle, en grupo, y ahora ya no es así. Los personajes nos servían para transmitir una actitud provocativa que quizá no se correspondía con lo que éramos. Era fruto de la juventud.
-Gerard se ha expresado en el campo político, pero no ha incorporado sus ideas al disco.
-G. Q.: Somos una banda. Mi lugar como letrista y cantante de Sopa no es el mismo que cuando trabajo en solitario. No es un disco protesta, sino de expresar emociones, que son tan importantes como la protesta.
-J. T.: Hay un enfoque más humanista y filosófico. El disco refleja de dónde venimos, de un modo libertario de entender la vida, con lo cual el debate político actual queda fuera.
-¿Han quedado atrás los choques de egos, la tensión Quintana-Thió?
-J. T.: Las tiranteces se dieron en otras parejas de baile aparte de Gerard y yo. Pero ahora ya sabes cómo es cada uno, has aprendido a respetar y los años te quitan soberbia.
-G. Q.: Un cantante siempre genera tensiones debido a la atención mediática. Y con unos personajes tan tozudos como nosotros… Es normal.
-En ese contexto actual que decían, de música de fiesta mayor, ¿dónde ven a Sopa de Cabra?
-G. Q.: Tenemos repertorio para actuar en cualquier lugar, incluyendo barracas de fiestas mayores, pero no es ahí adonde va dirigido este disco.
-Apartarse de ese circuito supone rechazar la principal fuerza contratante de la escena.
-G. Q.: Por eso daremos un número limitado de conciertos. No nos pondremos a tocar en las fiestas ni en conciertos gratuitos. Eso es la antítesis de lo que hacemos.
-J. T.: Queremos cuidar el espectáculo, el escenario...
-En el 2011 llenaron tres noches el Sant Jordi. Quizá jugaron entonces con el efecto del evento excepcional. ¿Es irrepetible?
-J. T.: Seguramente.
-G. Q.: Nuestro objetivo no es dar muchos conciertos sino primar la producción, yendo contracorriente, porque eso apenas existe en el circuito privado.
-J. T.: ¿Qué nos queda? Intentar que un concierto de Sopa sea algo especial. Queremos conservar ese espíritu..
-¿Tendrá continuidad Cercles?
-G. Q.: Nunca hemos hecho planes a más de dos años vista.
-J. T.: Bueno, antes los contratos te obligaban a varios discos.
-G. Q: Sí, pero como ahora nadie sabe si dentro de dos años seguirán existiendo los discos...
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