Roger Mas, en su forma más esencial

CRÓNICA El cantautor estrenó 'Irredempt' con mágica sobriedad en la Fira Mediterrània

Roger Mas, la noche del viernes, en el teatro Kursaal de Manresa.

Roger Mas, la noche del viernes, en el teatro Kursaal de Manresa.

JORDI BIANCIOTTO / MANRESA

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Tras grabar con bandas eléctricas y con la numerosa Cobla Sant JordiRoger Mas se la juega con un disco de canciones desnudas, a voz y guitarra, Irredempt, que el viernes estrenó en el teatro Kursaal, dentro de la Fira Mediterrània. Su homenaje a la figura del cantautor tradicional pasa por alto la protesta política y se asienta en un temario lírico emotivo, mágico y filosófico, fundiendo mitos, leyendas y bellos versos de amor en su más genuina tradición telúrica. Puro Roger Mas, sin mediadores.

El cantautor y solo él, con su silla y su guitarra (apoyada en la pierna derecha, a diferencia de los clásicos), y su figura reflejada en nueve espejos, según el diseño escénico de Lluís Danés. Comenzó cantándoles a ellos, de espaldas al público, en la primera canción, Caminant, con texto de Verdaguer, antes de emprender el rumbo al nuevo material con Aquell llac. «Nunca nos habíamos tomado tan en serio esto de estar solos con la guitarra», confesó con ironía.

Teatro en vilo

Sí, la apuesta fue severa, pero su voz noble y sus arpegios, envolviendo relatos trepidantes (Lo comte Arnau, con un galope digno de Paco Ibáñez), escenas de magia (Pols de ninfa) y encantamiento (Ella té un cel als ulls, con una delicada guitarra que deriva hacia una sutil trama afro), e historias para no dormir (El rei dels verns), mantuvieron al Kursaal en vilo sin necesidad de músicos invitados ni dúos sorpresa. El mundo de Mas y su innegociable forma de expresarlo, al servicio de un cancionero que propuso «unas conversaciones entre el alma y la mente».

Corazón y cerebro en poético diálogo, también en los rescates de I la pluja es va assecar..., El dolor de la bellesa y una Oda a Francesc Pujols precedida de la enfática lectura de un texto del pensador, La dominació catalana, que dice que un día los catalanes lo tendremos todo pagado (y que, algunos, «per modèstia, no gosaran dir que ho són i es faran passar per estrangers»). Mas imperativo, poniendo a prueba la idea de que ofrecerse en toda su radicalidad es el modo que tiene el artista de crear los vínculos más sólidos.