UNA PROPUESTA CATALANA EN LA SECCIÓN OFICIAL A COMPETICIÓN
Necrofilia en la morgue
Héctor Hernández Vicens debuta con el 'thriller' de aire malsano 'El cadáver de Anna Fritz'
Hace ya unos años, cuando iba al instituto, Héctor Hernández Vicens leyó una truculenta noticia en un diario: el celador de una morgue estaba violando el cadáver de una mujer cuando esta, en pleno acto sexual, abrió los ojos y volvió a la vida. La imagen de aquel tipo huyendo horrorizado dejó marcado a Hernández Vicens, tanto que ha acabado siendo el punto de partida de su ópera prima, El cadáver de Anna Fritz, presentada a concurso en Sitges. «Buscaba alguna historia escabrosa para mi primera película, y vi que no se me podía ocurrir una peor que esta. Porque, aparte de lo mal que debes estar para hacerlo con un cadáver, ¿cómo te sentirías a la hora de confesar que has hecho algo tan mal visto socialmente como la necrofilia? ¡Es la muerte social!», exclama con contagioso entusiasmo el director y guionista mallorquín en conversación con este diario.
La Anna Fritz del título es una joven actriz de cine (bella y famosa, una auténtica diva de la alfombra roja) que acaba de morir en una fiesta. Un celador y dos amigos entran en el depósito solo para ver su cadáver desnudo y hacerle unas fotos, pero van un poco puestos de cocaína y alcohol y, en fin, la cosa acabará todo lo mal que ustedes pueden imaginar. «Advierto de que, en efecto, hay una o dos escenas necrófilas, pero la película no va de necrofilia», dice el director. «Se trata, simplemente, de una excusa para hablar de otras cosas. De gente corriente que se convierte en un monstruo e intenta sobrevivir al precio que sea ya no física sino socialmente. Porque tú te lo haces un día con un cadáver y se hace público... y ya estás muerto. La muerte de por vida. Es algo que a través de internet se acaba sabiendo en cualquier parte del planeta».
Más allá de teorizaciones acerca de la necrofilia y sus consecuencias, El cadáver de Anna Fritz es un eficaz thriller de atmósfera malsana y olor a formol que transcurre prácticamente en su totalidad entre las cuatro paredes de la morgue; y en el que brilla la magnética presencia
-y los ojos- de Alba Ribas como muerta vuelta a la vida. «Yo, si pudiese, jamás cogería a actores superfamosos. Es manía mía, ya, pero me ha venido de coña que tanto Alba como Albert Carbó, Cristian Valencia y Bernat Saumell [el celador y sus dos amigos] sean más o menos desconocidos para el gran público. Dan una gran sensación de realismo», asegura Hernández Vicens. El filme, «de muy bajo, ínfimo presupuesto, al que ayudó que hubiera más muertos que vivos», se rodó durante cuatro semanas tras otras cinco previas de ensayos y preparación. «El rodaje fue durísimo, tenso, angustioso de verdad. Los actores acabaron literalmente destrozados. Mucha tensión», relata el director.
Estreno, el 30 de octubre
«Por favor, no olvides decir que la película se estrena en cines el 30 de octubre», nos pide entre risas. Antes que en Sitges, El cadáver de Anna Fritz ha podido verse en festivales referenciales de género como el South by SouthWest. «¡Y con una respuesta de crítica y público muy por encima de las expectativas!».
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