ENTREVISTA AL DIRECTOR DE 'EL CLUB'

Pablo Larraín: "La Iglesia católica no cree en la justicia civil"

"El papa Francisco debe hacer una reforma estructural, de arriba abajo, para limpiar toda la porquería"

NANDO SALVÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El director chileno Pablo Larraín se posicionó en la escena cinematográfica internacional gracias a su magnífica trilogía sobre la dictadura militar de Augusto Pinochet, compuesta por Tony Manero (2008), Post Mortem (2010) y No (2012). Gracias a El club, retrato de un grupo de sacerdotes descarriados y protegidos por la Iglesia en una aislada casa junto a la playa, Larraín se confirma como uno de los grandes cineastas de nuestro tiempo. El filme, Gran Premio del Jurado en la última Berlinale, llega hoy a los nuestros cines.

-¿Cómo se le ocurrió usar semejante entorno para una película?

-Yo me eduqué en escuelas católicas, y conocí a muchos sacerdotes respetables que transmitían la palabra de Dios como corresponde a un guía espiritual, y que predicaban con el ejemplo. También conocí a sacerdotes que ahora están en la cárcel. Y también a sacerdotes que hoy han desaparecido, porque fueron llevados en completo silencio a casas de retiro. Yo he querido explorar quiénes son estos últimos, y cómo viven.

-¿Cuánto hay de real en la casa que El club describe?

-En España hay más de 300 hogares de este tipo. Solo en Chile hay mil sacerdotes escondidos en este tipo de casas. La Iglesia funciona así: cuando uno de esos curitas anónimos hace algo que no debe se aprieta el botón rojo, y rápidamente es apartado en una de esas casas perdidas en la campiña. Hay muchas razones: pérdida de fe, inestabilidad mental, sentimientos amorosos en general,… No se trata únicamente de abusos sexuales.

-En todo caso, su película da a esos abusos una importancia especial. ¿Cómo se documentó acerca de ellos?

-Hablamos con personas que nos explicaron los abusos que habían sufrido, y lo hacían con total naturalidad. Los describían de forma muy detallada y explícita, y eso me hizo comprender algo aterrador: si un niño es llevado a un orfanato de la iglesia y a lo largo de 15 años es violado sistemáticamente, al final llega a pensar que ser violado no es algo malo, sino algo hermoso. Porque los hombres que abusan de él son enviados de Dios, por lo que el abuso es algo divino.

-Y, en realidad, es esa misma voluntad divina lo que la Iglesia aduce para otorgarse impunidad. 

-En efecto, y eso hace que un monstruo como Marcial Maciel, que fundó Legionarios de Cristo y que violó niños y celebraba orgías, fuera patrocinado por Juan Pablo II. La Iglesia católica no cree en la justicia civil. Es un estado dentro del estado, con sus propias reglas. Poseen un discurso público y uno privado, y no hacen nada de lo que promueven. Y creo que eso es lo que ha hecho que, con el tiempo, la sociedad se haya secularizado.

-¿Cuál es su propia relación con la Iglesia?

-Yo ya no soy católico, pero mis padres y mucha gente que conozco sí lo son. El catolicismo es esencial para entender la identidad latinoamericana, así que me toca de cerca. Por otra parte, yo soy un contador de historias. Y cuando ideas tan bellas como el amor al prójimo, la compasión o el perdón son administradas por líderes espirituales que luego se transforman en monstruos incapaces de tener compasión o pedir perdón, las posibilidades dramáticas para un narrador son enormes.

-Ha dicho que de niño conoció a alguno de esos monstruos…

-Sí, un sacerdote que me dio clase cuando era niño ha acabado en la cárcel. Era un tipo estupendo. Y durante el juicio, mientras oía el veredicto del jurado, sacó de su bolsillo una foto en la que aparecían los menores de los que había abusado y se puso a rezar con la foto en la mano. Lo que no hizo es pedir perdón. Ningún sacerdote ha asumido su culpa. Ni uno solo de ellos ha dicho: «Sí, lo hice. Lo siento».

-¿Qué repercusiones cree que El club tendrá?

-La Iglesia no va a protestar contra la película. No hablan del tema, porque si lo hicieran contribuirían a que se aireen sus propios trapos sucios. Hoy día, el gran enemigo de la Iglesia es la prensa. El encargado de Relaciones Públicas del Vaticano es casi tan importante como el Papa.

-¿Cree que el papa Francisco realmente encarna una Iglesia nueva?

-Hay mucha gente que está sacando pecho por lo buena que es la Iglesia ahora que él está al frente. Y Francisco se ha calzado unos zapatos baratos, y ha cambiado un par de obispos aquí y allá, pero hace falta mucho más. Tiene una buena oportunidad para limpiar la porquería pero debe ser una reforma estructural, de arriba abajo.

TEMAS