Alegatos y paradojas

EL LIBRO DE LA SEMANA La cuarta entrega de la serie 'Millennium' es un magnífico 'thriller'

David Lagercrantz, en la presentación del libro en Estocolmo.

David Lagercrantz, en la presentación del libro en Estocolmo.

RAMON VENTURA

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No me cuesta reconocer que me equivoqué: Lo que no te mata te hace más fuerte es una novela que ha superado con holgura mis expectativas iniciales... que en el momento de la su publicación -todo hay que decirlo- eran bajas.

Por un lado los seguidores, por el otro la familia: tras la muerte del autor de la saga Millennium, las argucias por exprimir la obra de Stieg Larsson (1954-2004) han sido repetidamente criticadas por sus fieles, y percibidas por los lectores más críticos como un sacrilegio. Los argumentos son sólidos: para ellos la obra del nuestro autor -pese a ser inacabada-tiene entidad propia y es reflejo de las investigaciones de Larsson como periodista, que rotaban sobre tres ejes: los abusos de las corporaciones, la permisividad con los neonazis y el desinterés por la violencia machista. La trilogía Millennium es un alegato contra la política del capital y la intolerancia... en formato thriller. Pero sepultado el escritor y otorgada la propiedad de sus personajes Blomkvist y Salander a los familiares legales (su padre y un hermano) la reconversión en franquicia de una saga «de denuncia social» genera una curiosa paradoja. Y mientras la familia maximiza los beneficios del patrimonio intelectual heredado, fructifica la sospecha de que cualquier nuevo libro optará por diluir el carácter combativo del periodista Blomkvist y de la hacker Salander. Y en cierta medida, así ha sido: la novela se argumenta sobre nuevos motivos que -pese a su notable interés- no provocan inquietud política, manteniendo la denuncia al maltrato doméstico como marca de fábrica: la impune apropiación de patentes informáticas, el asesinato de un científico, los profundos misterios del autismo, la revolución de la inteligencia artificial, el errático funcionamiento de los servicios secretos y la venganza de Salander.

Y a pesar de todo, el resultado no es un insulso folletín, al contrario. David Lagercrantz, autor y constructor de este otro Larsson, actúa con honradez en su labor de amanuense sin imitar ni el estilo ni la técnica de Larsson; no lo intenta y le felicito. Con esa atinada decisión, Lagercrantz crea un magnífico thriller, vertiginoso, mecánicamente exquisito, atractivo, original y de ritmo trepidante, que sabe exponer y desarrollar, y que cierra y recoge no sólo con oficio sino con admirable calidad. ¿Es un Larsson? No. Pero no me cuesta reconocer que ha sido una grata lectura, lectura que recomiendo plenamente. Las diferencias son evidentes: en Lo que no te mata te hace más fuerte (una cita, más o menos ajustada, de Nietzsche) hallaréis unos personajes un poco menos agrestes e -incluso- menos solitarios. Pero que en ningún momento diluyen su original potencia emocional y magnífica construcción psicológica, y la trama que abarca 33 días se despliega acertada mientras sumerge al lector en una y otra aventura. Éste también es el gran legado de Larsson; y es una pena que la intransigencia  de los herederos nos deje sin poder catar las situaciones y los escenarios del libro que escribía antes de morir, preservado por Eva Gabrielsson, la mujer que amaba. Hasta aquí los materiales. El debate está servido.

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