EL LLIURE LEVANTA EL TELÓN EN GRÀCIA CON DOS MONÓLOGOS SOBRE LA ACTUALIDAD

Del noticiario al teatro

Rosa María Sardà emocionó ayer al público con 'CrecEnUnSolDéu' Míriam Iscla ofrece hoy 'Dona no reeducable'

Míriam Iscla encarna a la periodista rusa Anna Politovskaya.

Míriam Iscla encarna a la periodista rusa Anna Politovskaya.

MARTA CERVERA
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Aunque la sociedad parece anestesiada tras décadas acostumbrada a compartir la comida y la cena con los horrores de los noticiarios, el Lliure levantó el martes el telón de la temporada con dos monólogos que retratan precisamente temas que el público ya conoce pero que adquieren otra dimensión en el teatro. CrecEnUnSolDéu, protagonizado por una convincente Rosa Maria Sardà, que fue aclamada en el estreno en la sede de Gràcia, sumerge al espectador en el enquistado conflicto entre israelís y palestinos. Dona no reeducable, interpretada por Míriam Iscla y que se estrenó un día después, se centra en la comprometida periodista rusa Anna Politkovskaya, asesinada en el 2006. Ambas piezas, dos intensos baños de realidad, son del italiano Stefano Massini (Florencia,1975) a quien Lluís Pasqual, director del Lliure y responsable de ambos montajes, considera la nueva voz de Europa. «Desde Koltés no había visto a nadie que escribiera con tanta fuerza», afirma Pasqual. Massini, que fue ayudante de Luca Ronconi y hoy lleva las riendas del Piccolo de Milán, se dio conocer con Lehmann Trilogy, basada en la historia de una conocida familia de banqueros.

«Como ocurre en el buen teatro, Massini tiene la capacidad de explicar cosas por duras que sean a partir de la poesía. Tiene una temperatura poética que, pese a la dureza de lo que expone, logra que la gente lo comparta, con un lenguaje normal y comprensible», dice Pasqual. Y apunta que en catalán se pierde el juego de palabras que Massini hace con el título CrecEnUnSolDéu que en italiano escribe Credoinunsol-odio. «Massini tiene una manera muy especial de explicar y construir el relato», dijo Sardà al presentar el montaje. La actriz ofrece una magnífica interpretación al encarnar frente a un atril a tres personajes únicamente arropada por la iluminación: una profesora universitaria judía especialista en historia hebraica, una estudiante musulmana de la franja de Gaza y una norteamericana que trabaja para el ejército de su país. Ninguna se conoce entre sí, ni cruzará nunca una palabra. Solo coincidirán en una ocasión, en un bar. «El autor no confronta ni compara sus razones o visiones para saber quien tiene razón. Sencillamente expone una serie de cosas en esta ficción que seguro que la realidad supera», dice Sardà, encantada de haber vuelto a ponerse en las manos de Pasqual.

Dona no reeducable, el monólogo de Míriam Iscla rinde homenaje a la valentía e integridad de Anna Politkovskaya. Se inicia con la llegada de la periodista a Chechenia y narra, a partir de sus escritos y artículos, el infierno de la guerra y los abusos por parte de ambos bandos en el conflicto. Abarca los 10 últimos años de su vida. «Sin duda fue una persona molesta, con una insolencia magnífica», afirma Iscla a quien ha costado hallar el tono adecuado. «Es un personaje difícil de interpretar y de escuchar. Esta obra es muy política y debes interpelar al público de forma muy directa, como ella hacía».

Los dos textos van al grano, atrapan y encogen el corazón. Esta semana las obras se podrán ver de forma alterna en el Lliure de Gràcia. Solo el sábado será posible disfrutarlas en sesión doble.

TEMAS