LIBROS

Brújula para la ciencia ficción

El experto Miquel Barceló amplía y pone al día, 25 años después, su reconocida guía de lectura sobre el género

Barceló, junto a a viejos modelos de ordenadores de la Facultad de Informática.

Barceló, junto a a viejos modelos de ordenadores de la Facultad de Informática.

ELENA HEVIA / BARCELONA

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A los nueve años, el explorador galáctico Miquel Barceló (Mataró, 1948, nada que ver con el artista mallorquín), se subió a un taburete para alcanzar el último estante de la librería paterna y hacerse con un libro. Era Titán invade la tierra de Robert A. Heinlein -«un facha, sí, pero un autor excelente»-. Fue la puerta interestelar de entrada a la ciencia ficción, un género del que hoy es una autoridad, y el primer acicate de su amor por la ciencia. Barceló es ingeniero aeronáutico, diplomado en Ingeniería nuclear, divulgador científico y ha sido becado la Organización Europea del Espacio. Ahora, a tan solo dos semanas de jubilarse como profesor de la Facultad de Informática, aparece Ciencia ficción. Nueva guía de lectura (Ediciones B), reedición de un libro que fue el cuaderno de bitácora de todo buen lector de género hace ya 25 años. Y lo hace en la colección Nova, la misma que él dirigió con su característica pasión y empuje.

La nueva guía (que en su título encierra un humorístico homenaje a Asimov) ha sido reescrita, ampliada en apartados concretos como los temas característicos del género, las adaptaciones cinematográficas y su selección de lecturas (140 títulos entre novelas y series) ampliada y cribada para adaptarla a los nuevos tiempos. En el fondo, lo explica Barceló en el libro, se trata de un instrumento para orientarse y no dejarse atrapar por la Ley Sturgeon (cortesía del autor Theodore Sturgeon) que asegura que el «90 por ciento de cualquier cosa es basura».

NORMALIZACIÓN

Cuando apareció el libro por primera vez, el género vivía un importante auge. El actual es otro contexto pero el autor se niega a levantar el acta de defunción a la ciencia ficción a manos del mucho más popular género fantástico, estilo Juego de tronos, paras entendernos. «Yo creo que la ciencia ficción goza de una salud excelente, solo que se ha diluido dentro del género fantástico. A un adolescente de hoy ya no le parecen raras ninguna de sus temáticas que de alguna manera han saltado del gueto especializado». Para Barceló, la prueba del algodón de su teoría es la serie El ministerio del tiempo, que TVE ha emitido con éxito en horario prime time. «Yo les aconsejaría que leyeran más libros sobre viajes en el tiempo, pero en fin...», suspira.

También constata la actitud cauta de los autores frente a un futuro que se transforma en lo científico y lo tecnológico a velocidad de vértigo. «En tan solo 10 o 15 años se han producido avances increíbles, por eso muchos autores no se atreven a especular qué ocurrirá dentro de 500 años. Casi todos se están refugiando en un futuro cercano, lo que acaba convirtiendo las historias en thrillers tecnológicos avanzados».

Otra de las tendencias en alza de la ciencia ficción viene de la mano de las mujeres, tanto de las que escriben como de las cada vez más abundantes lectoras, que en cierta forma tiene su punto de partida en el ya clásico La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. LeGuin. «Hay autoras excelentes como Sherie S. Tepper, Anne Leckie, Nicola Griffith o Eleanor Arnason que describen futuros en los que el hombre no cumple el rol que conocemos en nuestra sociedad». Esa característica de subvertir la realidad conocida, de generar y especular con nuevas ideas es lo que más seduce a Barceló y lo que, en su opinión, debería seducir a los lectores más jóvenes, «porque los jóvenes son inteligentes y no tienen nada que ver con la concepción infantilizada que de ellos tiene Hollywood».

El libro también constata cómo la ciencia ficción ha madurado. «Asimov escribía con 3.000 palabras para que lo entienda el granjero de Kansas, en cambio Dan Simmons, un profesor superdotado, es capaz de reescribir los Cuentos de Canterbury en clave de ciencia ficción». Y es que las facetas del género no tienen fin.