Penélope Cruz: «El optimismo no se valora lo suficiente»

La actriz regresa al cine español interpretando a mujer con cáncer en 'Ma ma', de Julio Medem, que llega este viernes a los cines

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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Hacía tiempo que no veíamos a Penélope Cruz (Madrid, 1974) como protagonista absoluta de una película española, desde que la dirigiera Almodóvar en Los abrazos rotos (2009). Hoy regresa de la mano de Julio Medem, no solo como actriz, sino también como productora de Ma ma, la película que le ha regalado uno de los papeles más duros y hermosos de su carrera, el de Magda, una mujer a la que le detectan un cáncer de pecho y afronta con todo el optimismo que puede su enfermedad. Decía el propio Julio Medem que su mundo ensoñador y poético se ha vuelto más real gracias a ella. Que Penélope ha conseguido hacer más cercano su cine.

-¿Cómo surgió la colaboración con Julio Medem?

-Nosotros habíamos estado a punto de trabajar juntos varias veces, pero no había podido ser. Yo creía que él estaba enfadado conmigo y volvimos a tener una reunión y me di cuenta de que no era así. Me enseñó un guion que tenía guardado desde hace tiempo y enseguida me enamoré de él y del personaje.

-¿Fue entonces cuando decidió involucrarse en la producción?

-Sí, desde el primer momento quise embarcarme en esta aventura desde dentro, implicándome para sacarla adelante. Fue como montar un puzle que requiere muchas piezas, pero poco a poco fuimos encajándolas y un día nos vimos rodando.

-¿Cómo fue su relación con Medem como actriz y como productora?

-Intentamos separar muy bien ambas facetas. En el set de rodaje ramos director y actriz, aunque unos minutos después tuviéramos una reunión de producción. Pero nunca tuvimos grandes desacuerdos ni dramas. De las discrepancias siempre salía algo bueno y la relación nunca corrió peligro. Sobre todo porque ambos siempre hemos remado en la misma dirección para sacar adelante el proyecto. Los dos imaginábamos la misma película y lo cierto es que Julio ha estado siempre muy abierto al diálogo en los procesos de pre y postproducción así como durante el rodaje.

-Julio Medem comentaba que tenía en la cabeza una imagen distinta de Magda hasta que usted se puso en su piel y la inundó con su personalidad. 

-Yo creo que ya estaba escrito así. Julio tiene su parte poética, etérea y mágica, pero en esta ocasión tocaba un tema muy delicado y era necesario tener los pies en la tierra. Esa combinación de colores entre lo espiritual y lo mundano la encontraba muy interesante. Creo que sí que contribuí a aportar a Magda su sentido del humor.

-Hablemos de la perspectiva optimista de su personaje a la hora de enfrentarse a la enfermedad. No suele ser muy habitual en este tipo de dramas. 

-Creo que la forma que tiene de hacer frente a la adversidad es un rasgo maravilloso de su personalidad. Yo la veo como a una especie de ángel. Como a una sabia que desprende luz y optimismo. E incluso en las situaciones más duras, ella rompe las expectativas reaccionando de manera inesperada, descolocando a todo el mundo, relativizando su tragedia íntima para no hacer sufrir a los que la rodean.

-Eso es muy generoso por su parte.-Ella convive con un monstruo que la amenaza día a día, minuto a minuto, que quiere llevársela. Y eso significa que su principal motor en su vida, su hijo, se va a quedar solo. Y la niña que está creciendo en su interior, también. Creo que el optimismo es una cualidad que no se valora lo suficiente. Muchos creen que es la opción fácil, cuando es muchísimo más complicada. Decidir ser optimista cuando te enfrentas a una situación así, es una lección de vida.

-¿Cómo se preparó para abordar un papel tan complejo y delicado? 

-Estuve trabajando durante meses. Me ayudó mucho Elena Carrillo (especialista en cáncer ginecológico), para entender los diferentes procesos por los que se pasa. Y también me puse en contacto con mujeres que estaban en diferentes estadios de la enfermedad. Algunas lo habían superado, otras estaban en pleno tratamiento. Me enseñaron sus cicatrices externas e internas. Así que durante el rodaje, solo esperaba que se les hiciera justicia, porque no quería decepcionarlas.

-¿Y a nivel interno e íntimo? 

-Cuando me preguntan cómo preparo un personaje así, con esa carga emocional, el mejor ejemplo que encuentro es que estás haciendo una especie de caldo, una sopa. Metes en la cacerola todos los ingredientes, y durante meses dejas que eso se vaya cocinando. Esa esencia se va quedando dentro de ti. Y cuando ya estás llena de información, a nivel de piel y emociones y empiezas a rodar, te olvidas de las teorías, porque el personaje ya está ahí y él te va guiando.

-Supongo que la carga de emotividad del personaje habrá sido complicada de asimilar. 

-Te mentiría si te dijera que ha sido un proceso fácil. Y lo que más me sorprendió fue descubrir hasta qué punto Magda estaba metida dentro de mí. Emocionalmente terminé agotada, porque yo me despedí del personaje y él insistía en quedarse ahí metido. Fue muy raro. Creo que me ha pasado solo tres veces, y eso que he hecho 53 películas. Es algo que asusta. Porque te das cuenta de que has tocado teclas de ti misma muy sensibles y que las has activado. Hay que hacerlo si quieres desprender verdad, y esta película tenía escenas que me ponían a prueba constantemente.

-Ma ma supone su regreso al cine español. 

-En realidad no me he ido nunca. Volver a nacer (2012) era una coproducción con España, y yo la viví como si fuera de aquí. Es cierto que en los últimos tiempos he estado involucrada en proyectos extranjeros (por ejemplo, El consejero o Piratas del Caribe: En mareas misteriosas), pero ha sido una casualidad, porque siempre estoy a caballo entre Hollywood y mi país. Ahora voy a rodar con Fernando Trueba la continuación de La niña de tus ojos, La reina de España. Y luego Escobar con Fernando León de Aranoa. Donde aparece un proyecto interesante, allá que voy.

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