GALLIFA

Historias asombrosas

Una virgen ecologista, la meca del trial y otras sorpresas aguardan a 40 minutos de Barcelona

La ermita de la Mare de Déu de L'Ecologia.

La ermita de la Mare de Déu de L'Ecologia.

JANIRA GÓMEZ MUÑOZ / GALLIFA

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Existe un lugar en el Vallès Occidental donde lo único que interrumpe el canto de las cigarras es el rugido de una moto de trial. Apenas llega a los 200 habitantes censados, pero en Gallifa hay tanta tradición y espacio para el motociclismo que los vecinos de Peter Nijssen lo practican, cuando no hacen parapente en la montaña de Sant Sadurní o se bañan en la balsa del pueblo, profunda y sin socorrista, e ideal para la circulación de la sangre porque está helada. Peter recomienda este rincón tan "particular" porque le parece una rareza que «una isla de tranquilidad» como esta, salvo por ese ronroneo del motor, esté a 40 minutos de Barcelona. Lleva viniendo desde 1978 porque le gusta abrir la ventana y no ver ni una luz a 10 kilómetros de distancia, solo colinas y pinos. Ha hecho la prueba con el compás.

Aunque lo que más le fascina de Gallifa es que funcione como una 'matrioska': en cada hueco del pueblo asoma una sorprendente historia. La más romántica la protagoniza él, ya que supo de este sitio por su mujer. Acababan de conocerse en el Liceo Francés cuando, a los 18 años, Anna le propuso un día: "Ven a la casa que tenemos en Gallifa". 'Ga-lli-fa' le sugirió un lugar muy lejano, recuerda, unas sílabas como de otra parte. Y es que de algún modo aparenta ser de otro mundo: sus casas cuelgan de la pared de la serranía y en medio de ellas pasa una carretera que no conduce a nada. Sin embargo, es aquí donde encontró su "válvula de escape" y sobre todo donde se enamoró de Anna.

Lo que por entonces obvió Anna (funcionaria, 53 años) es que su familia es la estirpe más antigua del municipio, la verdadera, desde antes del siglo XI. Los vecinos conocen su historia y saben que la masía más alejada, una 'casa pairal' considerada una de las 50 más bonitas de Catalunya, es de los Sobregrau. Y los Sobregrau -dice Peter, que ahora forma parte de ellos- sienten un profundo arraigo a este paisaje.

LA MINIBANDERA

Además de para practicar trial, Gallifa es una buena elección para los aficionados al ciclismo de carretera. Como el camino que le une a Sant Feliu de Codines es poco transitado, los vecinos salen y entran para ir a trabajar o a hacer la compra, se puede pedalear sin riesgos y a veces hacerlo en pelotón. Mas son sus historias las que explican mejor este lugar y por eso en alguna cena Peter y Anna las sacan a relucir a la mesa. Solo aquí podía existir una ermita dedicada a la Mare de Déu de l'Ecologia, en el santuario del castillo, y solo aquí podía impulsarla Josep Dalmau, un cura tan fuera de lo común que fue el mismo Franco quien lo desterró a Gallifa como castigo. Fue así como este pueblo tan pequeño obtuvo la fama de revolucionario, y fue por una bandera española que todavía la conserva.

No hizo gracia a nadie, dice Peter, que en 2013 algunos diarios llamaran a Gallifa "la cuna del independentismo catalán" por tener la bandera española más pequeña de un consistorio, una idea del anterior alcalde. Muchos vinieron a fotografiarla, pero es probable que se marcharan sin saber que también fue aquí donde el ceramista Josep Llorens i Artigas, amigo y colaborador de Joan Miró, se trasladó en 1951 para inspirarse y trabajar en sus obras. Seguro que fue en Gallifa, entre sus calles silenciosas y sus farolas en forma de gallo, donde el mural de baldosas de la Terminal 2 del aeropuerto de Barcelona cogió su forma y adquirió ese brillo tan extraordinario, el mismo que el de las historias que asombrarán siempre a Peter.

ACCESO

Por la C-59 hacia Caldes de Montbui y atravesando después Sant Feliu de Codines. Desde esta población es muy agradable el trayecto en bicicleta, disfrutando de sus 6 kilómetros de curvas.

ALOJAMIENTO

En Gallifa no hay donde alojarse. La mejor opción es ir a dormir a Sant Feliu de Codines, donde hay hoteles y cámpings.

LUGARES DE INTERÉS

Una buena ruta es recorrer las iglesias románicas de Sant Feliu, Sant Pere y Santa Maria del Castell y pasear por el valle hasta el castillo de Gallifa..

DÓNDE COMER

El restaurante El Camí de l'Església es una opción para comer con buenas vistas. En el pueblo no hay tiendas.

http://www.gallifa.cat