Los diez de Els Amics de les Arts

CRÓNICA El grupo celebró una década en el cierre del Grec

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Ahora que algunos artistas celebran su 30º o 50º aniversario de carrera, los diez de Els Amics de les Arts no parecen una gran marca de longevidad, pero, en la escala de un grupo de treintañeros situados en nuestra cambiante escena pop, quizá haya motivos para la celebración. Al cuarteto barcelonés siempre le han gustado las fiestas, el teatro y el confeti, y el jueves, el aniversario sirvió en bandeja una eufórica sesión en el Grec arropada por la Dream Big Band, con arreglos y dirección de Vicens Martín.

Un año después de su suspensión por lluvia en el mismo recinto, Els Amics se quitaron la espina ofreciendo, en el cierre de la muestra, un repertorio especial, de aires autobiográficos, con arreglos de big band de estética Las Vegas. Aparecieron con traje y pajarita (excepto el díscolo Ferran Piqué), con una pose de entertainers que hizo pensar en un cruce del Rat pack (ya saben, Sinatra y compañía) y La Trinca, abordando piezas de sus últimos discos, como Ja no ens passa, un L'affaire Sofia con aires latinos y Museu d'història natural. Dos animadoras-coristas-azafatas se sumaron al grupo a partir de El matrimoni Amolfini.

Días de sofá

Para emprender el viaje al pasado instalaron en el escenario un sofá rojo como el del piso de estudiantes que compartían hace una década en la calle Muntaner y, ya sin traje, y en camiseta y pantalones pirata, evocaron, en un medley acústico, piezas de sus inicios, como 36% Mecanoscrit del segon origen, incluidas en su maqueta Catalonautes (2005). Material ausente en los repertorios de sus últimas giras.

En L'home que treballa fent de gos irrumpieron su mascota fetiche y un pastel de cumpleaños, preludio de un asalto a sus piezas más reconocibles, desde las más sencillas (Jean-Luc, 4-3-3) hasta ese narrativo, emotivo, Louisiana o els camps de cotó, que colocaron como cierre de la noche. Una pieza que ilumina a Els Amics del futuro.

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