UN ENSAYO QUE HA LLEGADO A SU SEGUNDA EDICIÓN

El catalanismo y su mutación

'El llarg procès' , de Jordi Amat, traza una historia de las ideas políticas de 1937 a 2014

Adios a Cobi  8 Para el autor, una metáfora del fracaso de la alternativa progresista .

Adios a Cobi 8 Para el autor, una metáfora del fracaso de la alternativa progresista .

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Hace ya varios meses que se mueve con discreción pero sin descanso una rara avis en el panorama de los libros de ensayo en catalán más vendidos, dentro de lo relativo de la expresión más vendidos en este apartado. En El llarg procès. Cultura i política a la Catalunya contemporània (1937-2014) (Tusquets) no hay ni épica histórica ni argumentarios para confirmar en sus convicciones a unos o a otros, y a su autor, Jordi Amat, le ha costado más de un coscorrón inesperado.

La elección de la palabra procès en el título no es casual. En opinión de Amat, el proceso corto que empezó en 2012, el de la hegemonía del soberanismo, no se puede entender solo como una reacción al veto al Estatut sino, también, como la culminación de ese llarg procès que se inicia en la posguerra. Esa "mutación", dice, viene de más atrás. Cinco años por lo menos. Tras las elecciones del 2006 y la presidencia de Montilla hay "un proceso de elaboración intelectual" que busca las bases para que CiU "pueda ofrecer una alternativa que la convierta de nuevo en atractiva". "El mainstream catalanista conservador dice que tenemos que hacer un cambio, y pasa por el derecho a decidir. Y eso sucede ya en el 2007", sostiene Amat. Pero aun así no es suficiente. "Está mutación no se explica sin entender que el pujolismo, un proyecto intelectual que pretendía la nacionalización de la ciudadanía, había creado el campo social que facilitaba que el catalanismo pueda mutar", añade.

El gran procès es la historia, en el campo de las ideas, de la construcción del "consenso catalanista", de cómo en los años 40 y 50 "el catalanismo encuentra la manera de reactivarse desde espacios de ambigüedad y volverse a constituir como una ideología de consenso para una sociedad traumatizada, atemorizada y dividida por la guerra". Así define el autor las bases de ese consenso que actúa como hecho diferencial catalán: "La concordia entre vencedores y vencidos, entender que el mundo de ayer ha dejado de ser operativo, encontrar mecanismos para que el conflicto social quede atemperado y un esfuerzo sostenido para que la inmigración se integre en la catalanidad". Un proceso, apunta Amat, "paralelo a la creación del consenso socialdemócrata que se está construyendo en Europa". Y también trata el libro de la historia de la tensión entre el pujolismo, que va un paso más allá de ese consenso y le incorpora "el afán nacionalizador", y las izquierdas que le discuten la hegemonía intelectual, con episodios claves como el debate sobre el libro de Jordi Solé Tura Catalanisme i revolució burgesa o el antipujolismo del entorno intelectual del proyecto de la Barcelona maragalliana de 1992. Pero quien ríe último...

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