Muere Javier Krahe, el cantautor burlón

El cantautor satírico Javier Krahe ha fallecido esta madrugada en su casa de Zahara de los Atunes (Cádiz) a la edad de 71 años a causa de un infarto. 

Lo ha anunciado esta mañana su amigo Pablo Carbonell a través de su cuenta de Twitter: 

Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo y desconcierto. Una hora después, Carbonell comentaba que el cantautor había fallecido en su casa a las 5.00 h de la madrugada. 

Krahe nació en 1944 en Madrid. Empezó sus estudios de Economía y trabajó como camarógrafo para la producción de películas industriales. Haciendo el servicio militar conoció a la que sería su mujer, Annick, con la que se fue a vivir a Canadá. El amor fue el motor que le impulsó a adentrarse en el mundo de la música.

Entre los muchos trabajos del cantautor, destaca su disco 'La mandrágora', que grabó en 1981 junto a Joaquín Sabina y Alberto Pérez. Pero el cantautor destaca por su trayectoria como solista. Desde su primer disco, 'Valle de lágrimas', hasta día de hoy ha conseguido reunir una discografía con un total de 14 volúmenes. Todos ellos son un reflejo de su personalidad, de su estilo característico de letras irónicas y rimas ingeniosas, piezas que con el paso del tiempo han obtenido el valor de clásicos. Además de sus exitosos trabajos, el cantautor fundó su propia discográfica, 18 Chulos.

Los que lo conocían lo describen como una persona "tremendamente paciente... siempre que sea después de desayunar". De personalidad amable, ingenioso y con un gran sentido del humor, sus compañeros destacan que era un gusto trabajar a su lado. Su carácter satírico lo llevo a que en 1986 TVE censurara su canción 'Cuervo ingenuo', en la que cuestionaba la ambigüedad ideológica del PSOE. Un tema del que siempre ha evitado hablar. 

El cantautor vivió su última gran polémica en el 2012, cuando fue acusado de un delito contra los sentimientos religiosos por un vídeo de años atrás titulado 'Cómo cocinar un Cristo para dos personas'. "No me han entendido", declaró antes de entrar a declarar en un juicio en el que fue absuelto.

La música no fue el único ámbito que cautivó al artista. Krahe era un fanático del ajedrez y amante de la lectura, un hombre de palabra. Le gustaba explicar aventuras y alargar las horas de sobremesa con profundas conversaciones. Un autor de culto, como muchos le seguirán considerando a pesar de su ausencia.