ENCUENTRO INTERGENERACIONAL

Un ambiente 'tranquil, maco i casolà'

Público joven y veterano compartió el calor, las actuaciones y las colas para ir al lavabo

Tempraneras 8 Begoña, Jessi y Noelia, las primeras espectadoras en llegar a la cita.

Tempraneras 8 Begoña, Jessi y Noelia, las primeras espectadoras en llegar a la cita.

MARTA CERVERA / CANET DE MAR

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Un público muy diverso, que abarcaba desde familias con carritos de bebé a veteranos del Canet Rock de la primera edición, que recordaban viejos tiempos con sus hijos, se dio cita el sábado en el Pla d'en Sala. Pese al calor, el buen rollo reinó entre quienes esperaban a escuchar a sus grupos preferidos. En primera fila, sentadas mientras actuaba Pablo & The Appleheads, que abrió la programación, un grupo de chicas se relajaba hablando animadamente. «Es que hemos querido ser las primeras en entrar», presumían Jessi, Begoña y Noelia, de 19 años. Habían llegado a las 12.30 dispuestas a entrar antes que nadie y situarse en primera fila. «Queremos ver a Els Catarres y a Txarango desde aquí». ¡Pues no quedaba nada! Los primeros no tenían previsto actuar hasta la medianoche y los segundos despedían la fiesta. Su concierto estaba programado a las 5 de la madrugada: quedaban 13 horas por delante...

La gente que acudió a la llamada del Canet Rock, en general, se lo tomaba con filosofía y se adaptaba al medio. Muchos iban provistos de sombreros o gorras para salvar las primeras horas de calor, otros llevan pareos o toallas para estirarse en el suelo sin clavarse las hierba seca y evitar la tierra. Entre las chicas, la combinación ganadora en el vestir eran bambas, shorts y camiseta sin mangas. Los muchachos también calzaban zapatos deportivos en su mayoría y llevaban bermudas. A diferencia del año pasado en el que muchos hijos del Canet Rock de la primera época quisieron recordar viejos tiempos, este año no se veía a tantos grupos de familias. Y quienes iban con niños preferían refugiarse a la sombra y lejos del escenario, que se fue poblando paulatinamente.

Tras las poéticas melodías de Bikimel y de la tranquila actuación de Cris Juanico, que tocó acompañado de un conjunto de cuerda, Projecte Mut animó al personal haciéndolo saltar y bailar pese a ser tan solo las seis y media de la tarde. Mientras los técnicos cambiaban el set para acoger al nuevo artista el público se divertía viendo en la pantalla los selfis y fotografías que la audiencia enviaba al hastag del festival. A pesar del aumento de tenderetes de comida y de baños, las colas fueron inevitables cuando el recinto se llenó.

'Rollo niña'

Una pareja de Sant Sadurní d'Anoia bailaba con su hija de dos años. «Hemos venido a vivir esta experiencia y veremos hasta cuándo aguanta. Vamos rollo niña», explicaba la madre consciente de que lo más seguro es que no pudieran disfrutar de La Banda Impossible, La Pegatina y Txarango, sus preferidos. Un papá de Castellar del Vallès, con hijos de 10 y 12 años, intentaba que se relajara la tropa para lograr que alcanzara a ver a sus ídolos que empezaban a desfilar a partir de las 00.50 horas: Els Catarres, La Pegatina, Lax'n'Busto, Oques Grasses y Txarango. «No creo que aguanten», confesaba, resignado, el hombre.

Consuegras

A pocos metros del escenario, Imma, de 58 años y fan de Lax'n Busto, disfrutaba de su «primer Canet». Ella y su consuegra, Dolors, de 57 -que sí vivió el festival en los 70-, seguían las actuaciones sentadas en taburetes acarreados de casa. «Mi marido nos ha traído y vendrá a recogernos a las seis de la mañana», contaba Imma. «Encuentro que el ambiente es fantástico: tranquil, maco i casolà», añadía.Perfecta descripción.