Melendi: «Hasta los 30 no empecé a ver las cosas como son»

El cantautor rock actúa este sábado en el Palau Sant Jordi con el llenazo asegurado

El cantante y compositor Ramón Melendi Espina, en una imagen promocional.

El cantante y compositor Ramón Melendi Espina, en una imagen promocional.

LUIS TROQUEL / BARCELONA

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En 12 años de carrera este asturiano ha pasado de rumbero con rastas a cantautor rockero para todos los públicos, de protagonizar sonados escándalos a redimirse como aclamado 'coach' en la primera edición de 'La Voz'. Desde entonces Melendi es uno de los grandes en lo que a poder de convocatoria se refiere. Quedan escasas entradas a la venta para el concierto que le trae este sábado al Palau Sant Jordi, en cuyos alrededores hay desde el miércoles grupos de jóvenes acampados para poder verle en las primeras filas. Presentará su exitoso séptimo disco, 'Un alumno más'.

-Al final del 'single' 'La promesa' evoca el éxito 'When a man loves a woman', y justo en pleno lanzamiento falleció su mítico artífice, Percy Sledge.

 Fue una sensación extraña, porque además justo estaba yo escuchando 'La promesa' por la radio y pongo el telediario y me entero de su fallecimiento. No creo que haya sido tras escuchar él mi versión, sería traumático para mí... Bromas aparte, la noticia lógicamente me entristeció, pues era un grandísimo artista.

-Sorprende que haya fichado al productor colombiano Julio Reyes.-Me apetecía dar un cambio. No en la intención de las letras, pero sí en el sonido. Y ha sido un honor trabajar con un productor tan reconocido en Latinoamérica y compartir las canciones con una visión diferente, porque yo siempre había sido muy receloso de ellas. Siempre hacía un preproducción en mi estudio con mi Pro Tools, bastante definida ya.

-¿También hay cambios en el espectáculo que le trae al Sant Jordi? -Para nosostros son tres pasos adelante. Hablando vulgarmente: nos lo hemos gastado. No es un show en el que simplemente cantamos las canciones, sino un espectáculo de dos horas y 40 minutos con escenografía y diferentes situaciones, ambientadas en un colegio. 

-En la portada del disco sale de uniforme escolar. ¿Lo llevaba de niño?-No, no... (risas). Yo colegios de uniforme por desgracia no los pisé.

-En la canción 'Septiembre' narra un tórrido romance con una profesora.-Pero solo es autobiográfica a medias. Es cierto que me enamoré de una profesora, pero no llegó a más.

-¿Su sonado paso por el programa 'La Voz' rejuveneció a su público?

Yo siempre he tenido un público bastante amplio en cuanto a edades. No creo que 'La Voz' aumentara esa diversidad, aunque sí me ayudó a entrar en muchos más hogares. Consiguió que muchísima gente me viera de otra manera. Quizás porque yo cuando era más joven era un poco golfo, eso no lo discuto, por mis acciones extramusicales había gente que hasta entonces ni siquiera consideraba escuchar mis música.

-En otra nueva canción dice: «Yo ya no puedo hacer rumba porque mi vida ha cambiado / y si me tocan las palmas, me da miedo mi pasado».

Yo soy una persona que siempre ha reconocido cuáles han sido sus errores, que a estas alturas de su vida cree conocerse a sí mismo bastante bien, y se da cuenta de que hay situaciones en las que no puede estar.

-¿Entonces no cantará himnos como 'Caminando por la vida'?-Esa sí, y bastantes otras, pero hay canciones que hice con 18 años que ahora, con 36, no podría defender. No es que no me gusten, pero ya no estoy de acuerdo con lo que decía en letras como 'Vuelvo a traficar' o 'Mesías de Vallecas'. Sería incoherente.

-Por más que grabe para una multinacional sigue manteniendo Carlito, el sello propio con que empezó.-Fue una empresa que monté con Javier Valiño, al no encontrar ninguna compañía que quisiera publicar mi primer disco. Y cuando llegas al público de manera tan independiente, el trato con una multinacional es muy diferente. Yo siempre he tenido potestad para hacer y deshacer. Osea, que tanto mis errores como mis aciertos dependen solo de mí.

-A pesar del éxito con que empezó ¿Imaginaba que a estas alturas se multiplicaría su popularidad?-Coincidió con una época en que trabajaba mucho también en lo personal para intentar entender lo que me sucedía: lo tenía todo en la vida y algo me fallaba a mí. Fue una época un poquito difícil. Yo siempre digo que de los 20 a los 30 años no los quiero ni que me los regalen. A partir de los 30 es cuando empecé a ver las cosas como son en realidad.