ADIÓS A LA GRAN DAMA DE LA NOVELA NEGRA
Ruth Rendell, la baronesa del crimen
La 'madre' del inspector Wexford fallece a los 85 años en Londres
El inspector de Scotland Yard Reginald Wexford, un tipo tan eficaz como sensible, perdió este sábado a su madre, la escritora británica Ruth Rendell, que falleció en Londres a los 85 años como consecuencia de una aplopejía sufrida el pasado enero. Incisivo bisturí de las mentes criminales, la autora, que ostentaba el título de baronesa Rendell de Babergh, dejó un largo rastro de sangre en su longeva trayectoria. Más de 60 libros y la exitosa adaptación televisiva de su obra, The Ruth Rendell Mysteries (con el actor George Baker en el papel de Wexford), la convirtieron en una de las damas más populares de la novela negra con millones de lectores.
Además de prolífica, la escritora londinense, que también firmaba bajo el seudónimo de Barbara Vine, obtuvo el reconocimiento a su literatura con numerosos premios, entre ellos tres premios Edgard Allan Poe. Sus crímenes iban acompañados de una profunda disección del alma humana y sus más perversos y enfermizos vericuetos. Dibujaba el perfil psicológico de asesinos y víctimas, y su problemática social. «Tengo cuidado de no enseñar a la gente a hacer cosas terribles», decía.
Nacida el 17 de febrero de 1930 en Londres, hija única de padres profesores, Rendell empezó su carrera con mal pie -se inició como periodista y escribió novelas «muy malas», admitía, que no llegaron a publicarse-, hasta que encontró la senda negra. «Escribí un relato detectivesco solo para ver si podía hacerlo. Descubrí que el suspense y un tipo de tensión y misterio eran mi fuerte», recordaba. El relato se publicó en 1964 bajo el título From Doon with Death. Fue un éxito rotundo y su inspector jefe se subió al podio para acompañar a Sherlock Holmes y Miss Marple. La autora le siguió la pista en una veintena de títulos más.
Las tramas de la reina del crimen (título compartido con su amiga P.D. James) han sido adaptadas profusamente en cine, televisión y radio, atrapando a directores como Pedro Almodóvar (que adaptó Carne trúmula) o Claude Chabrol (La ceremonia, La dama de honor).
Durante años la novelista compaginó la pluma con la asistencia a la Cámara de los Lores, donde tenía un escaño por el Partido Laborista, impulsando causas progresistas, entre ellas la actual ley contra la mutilación genital femenina. «Era una observadora de la sociedad perspicaz y elegante. Muchos de sus thrillers apuntaban a causas por las que se preocupaba profundamente», afirmó este sábado Gail Rebuck, la presidenta de la editora Penguin Random House en Reino Unido. Su última obra, Dark corners, saldrá en octubre. «Mis novelas -aseguraba la baronesa- ayudan a superar los sentimientos más oscuros».
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