REGRESO DE UNA BANDA CARISMÁTICA

B. B. Sin Sed, días de rock

El grupo de Sabadell reivindica su legado con un recital de 30º aniversario hoy en Apolo

De vuelta 8B. B. Sin Sed resurge hoy en la sala Apolo.

De vuelta 8B. B. Sin Sed resurge hoy en la sala Apolo.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Es un clásico que muchos artistas se sientan parte de una generación perdida, pero B. B. Sin Sed tiene motivos para pensarlo: encajonados entre la movida, el rock català y el indie, el grupo de Sabadell portó la llama del rock'n'roll a la americana y en castellano entre 1985 y 1997. «Años complicados, de pelea constante entre lo que queríamos hacer y lo que querían que hiciéramos, con presiones para sonar en la radiofórmula, para conseguir el hit...», recuerda con distanciado pesar Xavier Vendrell, cantante y letrista de la banda de Sabadell, que resurge hoy para celebrar su 30º aniversario en Apolo (La 2, 21.00 horas; abrirá Biscuit).

Cuando surgieron se identificaron más con la movida madrileña que con la escena catalana, que veían «antigua», aún deudora de la progresía layetana. «En Barcelona no había nada. Nosotros nos fijábamos en el Nuevo Rock Americano, el country y el rockabilly, y en el grupo había una facción más oscura que bebía de Dead Kennedys, recuerda Vendrell. El grupo se situó, dice, en «la posmovida, junto a grupos como La Frontera, Los Ronaldos, 091...». Josep Simon, de los Trogloditas, produjo su primera maqueta, y Javier Andreu (La Frontera), su disco de debut, con notables canciones pero lastrado por la producción. «Nos impusieron una batería electrónica. Pero era eso o no grabar», lamenta.

Los discos Sed de sed (1989) y Casa doce (1991), este producido por Marc Parrot, desplegaron un rock vigoroso, con cuidado por las melodías e ilustrado por los textos de Vendrell, «más influidos por la literatura de Poe o Bukowski que por las letras del rock», revela. Pero el cuarto, Ahora, que grabaron también con Parrot, se hizo esperar hasta 1997. «Cuando volvimos nos dimos cuenta de que nuestro momento había pasado. Era un disco más acústico que abría una campo que no pudimos desarrollar», recuerda. La banda dijo adiós en 1999 y sus miembros enprendieron otros rumbos dejando la música de lado. Atrás quedaron muchos bolos en salas como Sidecar o el Zeleste de Argenteria («cerramos la sala, en 1985»), actuaciones multitudinarias en la Mercè y la Festa de Treball, y misiones como telonear a Ramones y The Jesus & Mary Chain.

Misión pendiente

El grupo se reunió en el 2013 para ofrecer un concierto privado, entre amigos, y el regreso se ha ido consolidando. Recuperan al quinteto original, con Josep Maria Recordà Remember (guitarra), Simó Valls (guitarra), Jaume Avellaneda (bajo) y Fèlix Pla (batería). No hay canciones nuevas sobre la mesa, pero no las descartan para el futuro próximo. Y dejan abierta la puerta para un disco nuevo. «Ahora es más fácil hacer lo que quieres», opina Vendrell, a quien le gustaría poder reflejar, por fin, en una grabación, el fibroso sonido de la banda en directo. «B. B. Sin Sed tuvimos una voz propia, pero, entre las presiones y la falta de medios, no logramos plasmar un sonido distintivo. Ahora puede ser distinto».