FESTIVAL DE CINE

Leticia Dolera triunfa con su encanto naíf

Málaga aplaude el debut de la actriz en su primer largometraje detrás de la cámara

Leticia Dolera, ayer, en Málaga.

Leticia Dolera, ayer, en Málaga.

BEATRIZ MARTÍNEZ / MÁLAGA

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Tras unos días de propuestas anodinas, marcadas por la corrección y con escasa entidad (entre las que únicamente ha destacado Los héroes del mal, de Zoe Berriatúa, que sí contiene interesantes dosis de turbiedad a la hora de realizar un retrato de la adolescencia), por fin se ha presentado este martes una película que aporta aire fresco a un certamen que necesitaba un poco de libertad creativa, de juventud y de frescura.

La responsable de este pequeño milagro es la actriz y ahora también realizadora Leticia Dolera, que en Requisitos para ser una persona normal, su debut en el largometraje, se pone delante y detrás de la cámara para firmar una película ligera y llena de encanto naíf, sin pretensiones y con una humildad que rebosa la pantalla.

El personaje principal, María de las Montañas, es una joven que se siente diferente precisamente porque no encaja dentro de los moldes establecidos que impone la sociedad actual. «Existe mucha presión, especialmente para las mujeres, que tenemos que ser modelos de perfección en todos los niveles, laboral, personal, estético… y puede llegar a ser muy frustrante», cuenta la realizadora.

Requisitos para ser una persona normal es además reflejo de una generación, la de los treintañeros, que sigue sin encontrar su lugar en el mundo. «Creíamos que a esta edad lo tendríamos todo ordenado, y no ha sido así, nos falta mucho por construir y eso genera desorientación y sensación de fracaso vital», añade. ¿Síndrome de Peter Pan? «Sin duda. De ahí el tono naíf y ensoñador de la película, aunque eso no quiere decir que los personajes se queden ensimismados y no luchen por sus convicciones», matiza Dolera.

Es la segunda película presentada en la sección oficial que dirige una mujer, después de Cómo sobrevivir a una despedida, otro debut, en este caso de Manuela Moreno. Y ambas, al preguntarles por esta cuestión, piensan que sigue sin ser suficiente. Como bien afirma Dolera, «es un problema cultural que solo se vea el mundo a través de la mirada del hombre. El cine es un legado que debería representar la sociedad en la que vivimos, y ésta sigue siendo profundamente machista. No se puede permitir que la mujer no aporte su propia perspectiva. Es responsabilidad de todos cambiar eso».

También se ha presentado a competición la adaptación de la novela de Isaac Rosa El país del miedo, claro ejemplo de cómo desperdiciar cinematográficamente un puñado de buenas ideas acerca de la presencia de la violencia latente incrustada en nuestra sociedad, por culpa de una elaboración plana y perezosa, sin garra ni entidad.