CÓMIC

Salto a la ciencia ficción

Frederik Peeters, autor de 'Píldoras azules', vuelve con la serie 'Aama', nominada en el Salón del cómic

Frederik Peeters, en el Salón.

Frederik Peeters, en el Salón.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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El suizo Frederik Peeters (Ginebra, 1974) llega tras culminar, con el cuarto volumen, su reflexiva, inquietante y trepidante serie de ciencia ficción Aama Aama(Astiberri), nominada a los premios del Salón del Cómic y premiada en Angulema 2013, un título a años luz de la novela gráfica que le dio la fama hace 14 años: la autobiográfica Píldoras azules Píldoras azules(2001). En ella relataba, sin dramatismo ni autocompasión y con vitalismo, su historia de amor con su mujer, que era madre de un niño de tres años, ambos seropositivos. Ahora, convertida en clásico, acaba de reeditarse actualizada con nuevas páginas (accesibles en la web de Astiberri) donde cuenta cómo ha crecido su familia y cómo la carga del VIH ha desaparecido de su sangre. «Lo hablé con mi compañera y decidí contar cómo los nuevos avances médicos han evolucionado su tratamiento, que hemos tenido una hija juntos... Nosotros hemos vivido en un mundo artístico, culto y abierto y ni antes ni ahora hemos tenido nunca problemas de prejuicios».

En Aama Aamahay dos ejes, «la paternidad y la ciencia ficción», dice el autor de Lupus. El protagonista, nostálgico de libros y antigüedades que abomina de los implantes genéticos que reinan en su tecnificado mundo, parte en plena crisis personal a un inexplorado planeta donde una sustancia, Aama, puede ayudarle a hallar a su hija. «Necesito una conexión personal e íntima con los personajes y la ciencia ficción es fría. Ser padre te hace profundizar en el lazo padre-hija y en tabús como la relacion de poder con ella o la culpabilidad». 

Pero la reflexión es sobre la ética y los límites de los avances tecnológicos y lo que la ciencia ha bautizado como el hombre aumentado, que adquiere capacidades superiores con prótesis e implantes. «El problema no es la tecnología, sino cómo la usamos. Para mí sí son fuente de angustia la sobrepoblación y el consumo desenfrenado. Yo tengo claro que no quiero vivir en una época ni en un país en que se muere de gripe a los 40 años. No tengo nostalgia por un mundo sin tecnología. No podemos retroceder tecnológicamente así que la pregunta de Aama es si con esos avances nos condenaremos o bien nos salvarán». Y concluye, «seguro que Mozart habría considerado extraordinario un guante que el otro día vi en televisión con el que hacían música electrónica».