EL CERTAMEN DE CINE ESPAÑOL

El actor de las mil caras

El Festival de Málaga entrega un premio de honor a Antonio de la Torre por su «extensa y exitosa» trayectoria

Homenajeado 8 Antonio de la Torre recibió anoche el premio de honor Málaga Sur.

Homenajeado 8 Antonio de la Torre recibió anoche el premio de honor Málaga Sur.

BEATRIZ MARTÍNEZ / MÁLAGA

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Antonio de la Torre ha conseguido en los últimos años convertirse en uno de los rostros imprescindibles del cine español. Lleva varias ediciones estando nominado a los Goya de manera ininterrumpida por cada papel que interpreta. Y aunque solo lo ganó en 2009 como actor de reparto en Azuloscurocasinegro, de Daniel Sánchez Arévalo, ha desarrollado papeles de una gran complejidad que han demostrado su carácter camaleónico y la enorme fuerza que es capaz de imprimir en cada uno de ellos, ya sean desde el punto de vista cómico, como en La gran familia española o dramático, como el siniestro personaje que compuso para Caníbal.

Este sábado, el Festival de Málaga, le hizo un bonito y merecido regalo al otorgarle el Premio Málaga Sur por su «extensa y exitosa trayectoria profesional». Un reconocimiento especial el recibir este galardón en su propia tierra y dentro de un certamen en el que su presencia ha sido casi constante. Precisamente el día de la inauguración, lo veíamos presentando la película de Joaquín Oristrell Hablar, en la que realiza una pequeña pero contundente participación arremetiendo contra los bancos como fuente de la crisis.

«Este premio es el más importante de mi carrera, incluso más que el Goya, ya que tiene un carácter sentimental, porque al fin y al cabo en Málaga me he formado como persona. Aquí fui niño, aquí crecí, tuve mis primeras experiencias en la vida y en la interpretación, y todo eso, de alguna manera, lo he vertido en mis películas», cuenta el actor antes de subir al escenario a recoger el premio.

Vive un momento pletórico. Tardó en despegar y fue una presencia habitual en películas en las que solía ejercer un rol secundario. Poco a poco se fue haciendo un hueco en cintas de todo tipo, pero fue en 2006 cuando su carrera terminó de despegar. Por una parte, fue chico Almodóvar en Volver y, por otra, protagonizó junto a Quim Gutiérrez la mencionada Azuloscurocasinegro, que le catapultó al éxito y le permitió acceder a otro tipo de roles protagonistas. «Si repaso mi carrera, me quedo con esta película, porque es la que me dio la oportunidad de tener más visibilidad, cambió mi vida y me permitió dedicarme por completo al cine. Incluso gané un Goya cuando ni siquiera me lo esperaba».

Pocos retos le quedan por abordar a Antonio de la Torre, pero sigue demostrando su capacidad para mutar de registro y abordar nuevas texturas interpretativas en cada papel. «Es curioso porque yo siempre me he considerado un tío gracioso y con don de palabra. Sin embargo, cada vez más he tenido que abordar personajes extremadamente interiores y silentes que casi no saben o no pueden expresarse, como ocurría en Caníbal o incluso en Grupo 7. Ya me imaginaba yo que lo de ser actor era esto: atreverte a hacer en pantalla lo que no eres capaz de hacer en la vida».