Robbie 'showman'

El estrella británica revivió sus éxitos, coqueteó con el swing y versionó a Queen en el Sant Jordi

Robbie Williams, en un momento de su actuación en el Sant Jordi, ayer.

Robbie Williams, en un momento de su actuación en el Sant Jordi, ayer.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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De adolescente fue el chico del póster junto con sus compañeros de Take That, luego presumió de libertad y estrellato hecho a sí mismo, y ahora, a los 41, Robbie Williams ya comienza a parecerse a un clásico pop que se relame mirando hacia atrás y reviviendo sus logros. Canciones que evocan emociones en fans como los que anoche llenaron el Palau Sant Jordi, en su regreso a Barcelona después de 11 años.

Música y, también, una actitud que sigue haciendo del británico una especie de eterno gamberrete del mainstream,  como si no llegara a tomarse su personaje excesivamente en serio. El pop, en sus manos, puede convertirse en swing o folk, y mezclar guiños a los crooners y versiones de Queen, porque es él quien convierte ese material en un reluciente juguete caro, Anoche, mezcló todos sus registros conocidos y por conocer, incluyendo ocurrencias chistosas y coqueteos con las fans, si bien la base la puso su colección de hitos pop, algunos con fibra rockera, como ese Let me entertain you que da título a la gira y que parece una (buena) canción de The Who en 1972. Abrió con ella el concierto a todo trapo, tocado por unos cuernos demoniacos como los que lució hace 20 años en una gira de Take That, Y de ahí a Rock dj, carne de videoclip, y a una catarsis rockera con We will rock you, de sus queridos Queen, fundida con I love rock'n'roll, de Joan Jett.

Bienvenida de impacto, sustentada por una banda con metales y un cuerpo de coristas en primer plano. Versión de Royals, de la neozelandesa Lorde, y un The road to Mandalay con fibra acústica y las chicas suecas de Baskery, las teloneras. Y un Robbie ya más relajado, lo cual significa que podía agacharse para besar a una fan («bésame mucho, you too») y bailar a su más bien torpe manera mientras jugaba a ser crooner en Minnie the moucher y Swing supreme. Entramos en un tramo un poco loco del concierto, con un Ignition, de R. Kelly, a cappella, el guiño doo-wop de Shout, de The Isley Brothers, y un Better man que afrontó con la guitarra acústica. Asombro: a la hora del estribillo apareció su padre, sí, el señor Peter Williams, para cantarla con porte de galán otoñal de Las Vegas (o, mejor, Atlantic City). Gestos de orgullo: «He's my dad! .

ESTRIBILLOS PRESTADOS / El guión recuperó cierta ortodoxia pop con Let love be your energy (inesperada: no la interpretó el miércoles en Madrid), que fundió con el estribillo de Hey, Jude de los Beatles, de igual manera que Come undone condujo a un fragmento de I still haven't found what I'm looking for, de U2. El cantante, con falda (que levantó en algún momento), formulando un «momento George Michael», dijo, con una fugaz cita a Freedom, y subiendo a escena a una fan, Mónica, como partenaire erótico-festiva de Candy.

Un Williams serio y un poco melancólico brilló en No regrets y en un Feel que condujo a la traca final con MillenniumKids (con injertos de Led Zeppelin y AC/DC) y, en los bises, todo un Bohemian rhapsody, de Queen, al completo (y ciertas dificultades vocales), y Angels. Espectáculo, brillos pop y unos toques de rock'n'roll a medida. Robbie ha vuelto.

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