Darío Villanueva «La corrección política es una forma de censura»

Entrevista con el director de la Real Academia Española

El director de la RAE, Darío Villanueva, en los salones del Cercle del Liceu.

El director de la RAE, Darío Villanueva, en los salones del Cercle del Liceu.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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eI pasado 8 de enero, el catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Santiago de Compostela Darío Villanueva (Villalba, 1950) tomó posesión del cargo de director de la Real Academia Española, con el encargo de impulsar un plan estratégico que permita capear el triple reto al que se enfrenta la institución; el recorte de un 60% de la aportación del Estado, la crisis del sector editorial, más intensa en el campo de los diccionarios, y la necesidad de adaptarse al entorno digital. Esta semana ha visitado Barcelona para participar en un coloquio en el Cercle del Liceu.

-¿Será la 23ª edición del Diccionario de la Lengua Española, de octubre del 2014, la última impresa?

-Seguiremos publicando diccionarios en forma de libro. Pero estamos refundando el diccionario: en lugar de un diccionario libro que se digitaliza, crearemos un diccionario digital, sin limitaciones de espacio, del que haremos libros.

-Son una de las fuentes de ingresos de la RAE. ¿Lo seguirán siendo?

-Los datos editoriales en Europa son malos, y la lexicografía ha experimentado en los últimos cinco años un descenso de un 60%.En cambio está el mundo digital, en donde tenemos un éxito extraordinario. Nuestro diccionario digital, de acceso gratuito, tiene una media de 40 millones de consultas al mes.

-¿Podrá sustituir algún día los ingresos que llegan del papel?

-La decisión que se tomó de poner el diccionario en su 22ª edición en formato digital fue acertada porque en este momento no hay ningún diccionario del español que compita con el de la RAE, que está en todos los ordenadores, teléfonos inteligentes y tabletas. Estamos avanzando en negociaciones con Microsoft y Amazon, y también en el logro de un patrocinio para el diccionario en línea, un patrocinador único que rentabilice el impacto publicitario de esos 500 millones de consultas al año.

-¿Cuándo estará disponible la 23ª edición en la web de la RAE?

-Es cosa de semanas.

-¿Entonces el próximo diccionario impreso será un resumen del diccionario digital?

--Presentaremos ahora la versión digital de la 23ª edición, meses después de la versión en papel. En la 24ª edición será al revés. Del diccionario digital se empezará a producir una cadena de ediciones que se podrán modular conforme a los intereses de sectores de público. Para poner un ejemplo, el diccionario, siendo el mismo en sus definiciones y en su lemario fundamental, sin embargo puede modularse de forma diferente para una edición en Bolivia y para una edición en Paraguay.

-Aspectos de la última ortografía no han sido bien aceptados, como la supresión de la tilde de los demostrativos pronominales. ¿Deberían revisarse, entonces?

-La Ortografía de 2010 es un tratado teórico de una profunda fundamentación lingüística, una de las obras más arriesgadas de la Academia, a pesar de que estamos hablando de pequeñas modificaciones sobre la ortografía de una lengua que es muy transparente y muy simple. Este nuevo tratado de ortografía es válido en su gran conjunto pero es cierto que ha habido una serie de modificaciones pequeñas que no han gozado de la aceptación pragmática de los usuarios del idioma. Si una decisión ortográfica no cuaja, no es aceptada, no es asimilada, eso es un aviso muy serio. Y tendrá sin duda su corrección en la segunda edición de la Ortografía que estamos empezando a preparar.

-¿Este y solo podrían recuperar su tilde?

-Claro que sí, podría ser.

-Alguna presión ha habido en los últimos años para que la RAE se pronunciase sobre el uso del castellano en las comunidades con otra lengua. ¿Cuál es su opinión?

-Nosotros nos atenemos al nivel que nos corresponde, que es el de la elaboración de los códigos de la lengua española, con un gran respeto y lealtad al resto de las lenguas del Estado.

-Donde sí se ha pronunciado, en sus diccionarios, es sobre la identidad entre catalán y valenciano.

-La Academia actúa sobre criterios esencialmente filológicos y lingüísticos.

 judiada y gitanería han seguido levantando protestas en la última edición del diccionario.

-Las definiciones de entradas como

-La corrección política es una forma de censura y eso no se puede aceptar, además, sobre la realidad de una lengua. El diccionario no promueve palabras, no pide que se usen palabras ofensivas, pero las tiene que recoger. El Diccionario de Autoridades de 1726 decía en el prólogo que no recogerá palabras que «signifiquen desnudamente objeto indecente». En aquel diccionario había censura. ¿Vamos a aceptar ahora, en el siglo XXI, algo parecido respecto a esa entidad etérea que es la corrección política? Todo el mundo podría decir que hay algo que ofende a su sensibilidad. Lo que estamos haciendo es, por una parte, que las definiciones de estos términos sean muy limpias y respetuosas, sin nada que incremente el agravio. Y en segundo lugar, para el nuevo diccionario, estamos estudiando un sistema de referencias que marque ese carácter de ofensivo y despectivo que determinados usos tienen.

-Actualmente hay artículos que sí marcan este carácter despectivo y otros, no.

-Por eso estableceremos una marca que refleje exactamente este tema tan sensible en la sociedad de hoy. Pero la Academia nunca hará un diccionario angélico y seráfico solo de las palabras bonitas. En el diccionario también están las palabras para ser canalla y para insultar.