EL GAUDÍ ACOGE UN PREMIADO MONÓLOGO MUSICAL

Una actriz para tres soledades

La uruguaya Lucía Trentini se multiplica en 'Música de fiambrería'

Lucía Trentini, en 'Música de fiambrería', que combina teatro, canciones y poesía.

Lucía Trentini, en 'Música de fiambrería', que combina teatro, canciones y poesía.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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Abandonó su banda rock, La Tabaré, para aventurarse en las posibilidades de un lenguaje escénico que fusionara música y teatro. La actriz y cantante uruguaya Lucía Trentini presenta Música de fiambrería hasta el 27 de marzo en el Teatre Gaudí que gestiona su compatriota Ever Blanchet. Ella es la autora y única intérprete (actúa, canta y baila) de una obra, premiada con el prestigioso Florencio Sánchez de su país, que explora la metamorfosis del actor en escena y también, la raíz poético-musical del hecho teatral. Una propuesta híbrida que ella define como «policial verde».

«Lo llamo así porque en la trama hay un crimen pero roza la tragicomedia, tiene un punto cómico», apunta Trentini. El título, aclara, es como «una metáfora de la vitrina de una charcutería donde se mezclan el jamón ibérico con los salamis y otros embutidos de menor calidad». Bajo la dirección de Diego Arbelo, recorre el paisaje montevideano y su fauna nocturna, desde la pensión a los barrios altos, con un espacio radiofónico como nexo.

La actriz y cantante, en un cautivador ejercicio de metamorfosis, entra y sale de los tres personajes que la habitan. Tres mujeres antagónicas -de distintos niveles sociales- que comparten soledad, fracasos y penas de amor, por su ausencia o por sus excesos. Protagonizan historias paralelas y fragmentadas que se entrecruzan en un crimen desapasionado entre canciones y sonidos de pop, boleros, lírica, blues...

LOCUTORA DE RADIO / Uno de los personajes es una locutora de radio que alimenta a las aves solitarias de la noche con recitados de poesía. Otro es Alma, una señora de la alta sociedad, golpeada por una relación «que  no funciona bien». Representante de la «apariencia de lo más superficial», se va de fiesta a observar a los que por allí pululan. Por último está Alicia, una mujer de campo «muy inocente» a la que obligaron a casarse con un hombre al que no quiere. «Son tres seres que han fracasado en sus vínculos de amor», argumenta la autora, que admite tener «algunos rasgos» de las tres. «Hay un equilibrio entre ellas.  Me interesaba indagar lo uno y lo diverso; las transformaciones», declara una Trentini que se multiplica para dar voz, hablada y cantada, a la soledad.