ESTRENO EN LA BIBLIOTECA DE CATALUNYA

Dos almas heridas vuelan

Clara Segura y Pablo Derqui recrean 'Una giornata particulare' bajo la dirección de Oriol Broggi

Feliz encuentro 8 Clara Segura y Pablo Derqui, en 'Una giornata particolare', el nuevo montaje de Broggi.

Feliz encuentro 8 Clara Segura y Pablo Derqui, en 'Una giornata particolare', el nuevo montaje de Broggi.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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Es día de fiesta en la Italia fascista. 6 de mayo de 1938. Hitler visita a Mussolini en Roma y la arma. Todos, a la calle a recibirlo, al desfile militar. No lo hacen Antonietta, una mamma sumisa y anulada atrapada en su rutina, y su vecino Gabriele, a quien conoce cuando se le escapa Rosmunda, el pájaro, que acaba en su ventana. Con la portera como implacable espía, vivirán Una giornata particolare. Así tituló Ettore Scola la mítica película que protagonizaron en 1977 los dos mayores monstruos del cine italiano: Marcello Mastroianni y Sophia Loren. Oriol Broggi, el capitán de la productora La Perla 29, llevaba tiempo queriendo llevarla a los escenarios, como ya hizo, en 1984, Josep Maria Flotats con Anna Lizaran de partenaire. El próximo miércoles la estrena, en la Biblioteca de Catalunya, con Clara Segura y Pablo Derqui como vecinos encantados de conocerse, y una Màrcia Cisteró de secundaria fisgona.

«Es la historia de dos personas antagónicas y solitarias, dos pobres diablos que establecen una relación afectiva muy especial. Se dicen poco pero se ayudan y van a parar al sexo a partir de la ternura», explica el director. La mujer es una infeliz madre de seis hijos, de precaria educación y admiradora del Führer y el Duce. «Vive enjaulada como el pájaro que propicia su encuentro con alguien especial que le hará abrir los ojos a cosas que desconocía», compara Segura. Él es un locutor de radio culto, sensible y leído al que despiden y persiguen por ser homosexual y no compartir las ideas del régimen. Volarán juntos, aunque solo por unas horas, a un mundo de afectos liberador.

Partiendo de la película, Broggi ha intentado llevar a los personajes a otro lugar. «Creo que hemos logrado que el público se olvide de ella, aunque los referentes son muy potentes». Los actores no han jugado a la imitación. «No podemos huir del filme pero es mejor si interpretamos desde nosotros. Yo no me puedo comparar con Marcello», admite Derqui, el malo de L'orfe del clan dels Zhao.

A Segura le sientan como un guante los trajes de italiana pasional, como el de La rosa tatuada, aunque aquí está «más contenida, menos temperamental». La actriz subraya el gran reto que ha supuesto teatralizar un filme de «contemplación, de silencios y miradas» sobre una relación muy poco verbalizada. «En el teatro el primer plano lo hace el espectador», enfatiza.

Broggi ha tenido que buscar la intensidad emocional en los pequeños gestos, en el levantamiento de media ceja; en los tonos de voz, pausas... Pura artesanía interpretativa. «Es más importante lo que no se dice que lo que se dice», afirma el director de 28 i mig, su homenaje a Fellini y a un arte que le fascina y en el que debutará, junto con Carlos Marques-Marcet, rodando un tvmovie sobre Lluís Companys.

Opina Broggi que no estamos tan lejos de aquella dictadura que en su montaje se cuela por la radio.  «El fascismo está en el aire, aunque ya no maten a la gente por la calle ni haya campos de concentración. No vivimos en una democracia plena y feliz. Las reglas económicas y de poder recuerdan al fascismo. Nuestro modelo no está funcionando», apostilla.