VUELVE el azote de grey

Sombras, cámara, acción

El fenómeno erótico-literario de hace un par de años irrumpe de nuevo esta semana en forma de película. 'Cincuenta sombras de Grey' dio mucho que hablar pero, ¿realmente ha cambiado algo en la conducta sexual de las mujeres? Varios expertos arrojan un poco de luz a tanta sombra.

El placer del dolorAnastasia Steele (Dakota Johnson), en una de las sesiones sadomaso con Christian Grey, en la película.

El placer del dolorAnastasia Steele (Dakota Johnson), en una de las sesiones sadomaso con Christian Grey, en la película.

JUAN MANUEL FREIRE

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En un episodio reciente de la teleserie Togetherness, Brett, honrado padre de familia, sorprende a su esposa masturbándose en la cama mientras lee Cincuenta sombras de Grey.«Hey, ¿qué estás haciendo?», le pregunta él. «¿Qué?», contesta ella, después de esconder el libro torpemente bajo las sábanas. «¿Qué coño pasa? ¿Te estás haciendo una paja?». Ella lo niega y se ofende, pero enseguida pide disculpas. Y procede a quitarse las pinzas que tenía cogidas a los pezones.

Desde su aparición en el 2011, la trilogía romántico-erótica de E.L. James se ha convertido en aparente vía de reencuentro de muchas mujeres con su sexualidad. El primer libro apareció primero autoeditado por la propia autora, pero la trilogía acabó convertida en fenómeno editorial: derechos de traducción vendidos a más de 50 países, más de 100 millones de ejemplares vendidos. Todo el mundo quería conocer la historia de amor entre Anastasia Steele y Christian Grey. También, por qué no, los juegos peligrosos que la estructuraban. (Los romances abundaban en las librerías; no tanto los romances con bolas chinas de por medio).

El éxito de la saga hizo más visible y, en cierto modo, permisible socialmente la práctica del BDSM (o Bondage, Disciplina y dominación, Sumisión y sadismo, y Masoquismo), antes asociada mentalmente por la mayoría a oscuras mazmorras subterráneas. El sadomaso parece haber salido de las catacumbas para convertirse en tema de conversación y afianzar su espacio en el universo erótico femenino. Según un estudio reciente sobre fantasías sexuales publicado en el Journal of Sexual Medicine, entre un 30% y un 60% de las mujeres piensan en temas asociados con la sumisión, como, por ejemplo, ser atadas.

Una cifra que podría crecer tras el estreno, a punto para San Valentín, de una glamurosa adaptación al cine protagonizada por Dakota Johnson hija de Don Johnson y Melanie Griffith) y Jamie Dornan (el cazador de Érase una vez), pareja al parecer, por otro lado, de una química inexistente. Todo lo que rodea al rodaje suena más jugoso que la película en sí.

Juegos de poder ‘light’

Según José Bustamante, psicólogo especialista en sexualidad y pareja, a raíz de la trilogía «algunas parejas han explorado con más comodidad el universo BDSM, que por otro lado es mucho más generalizado de lo que cabría pensar inicialmente». También la sexóloga y terapeuta de pareja Marta García Peris cree que los libros han animado a muchos a probar cosas nuevas («juegos de poder light»), a veces con resultados decepcionantes: «Sé de gente que se ha lanzado algo más duro tras leerlos y ha quedado decepcionada, porque la realidad dista mucho de lo que tenían en su imaginación y su Grey particular no estaba a la altura». 

En su libro ¿En qué piensan los hombres?, Bustamante explica cómo a algunos de ellos –como el protagonista de la serie arriba mencionada– la liberación femenina les ha cogido un poco a contrapié: «El extremo son aquellas parejas que comienzan a vivir como problema el despertar sexual de ella», dice. «No porque les parezca inmoral o negativo, sino porque muchos hombres no han sabido adaptarse a este avance de la sexualidad femenina. Pero no toda la culpa la tienen las novelas eróticas: la revolución sexual femenina viene de lejos, solo que en cada mujer el motor ha sido uno, y la popularidad de esta trilogía ha sido el de muchas mujeres». 

La falta de adaptación a ese avance ha llegado a derivar en divorcios. Arancha Gómez Hernández (asesora del centro sexológico Sexorum y colaboradora en varios medios) reconoce que la exposición a prácticas nuevas puede crear desequilibrios: «En ocasiones, es cierto que las parejas pueden separarse cuando uno de los dos descubre prácticas eróticas que su pareja no está dispuesta a realizar». En una tienda de juguetes para adultos como Kitsch se pueden escuchar cosas que antes no solían escucharse, según su propietaria, Adeline Aránega. «Algunas clientas se extrañan de no haber aprovechado más el tiempo, y dicen cosas como ‘el que tengo en casa o espabila, o me busco a otro’».

Las tiendas físicas o virtuales dedicadas al erotismo han notado la influencia de Grey, el megaempresario nacido para ejercer el control. Son muchos y muchas los que han entrado en establecimientos como Delicatessen X, en el barrio de Gràcia, para hacerse con las herramientas mencionadas en el libro. El propietario de la tienda, Pau Sangüesa Fornós, dice: «Puede que sí se vendan más productos de sado light, como esposas clásicas, cuerdas de bondage o kits para atar pies y manos a la cama». En la web Lovesexing han observado, según su propietaria, la bloguera Martina Lix, «más búsqueda y compra de objetos relacionados con la trilogía».

La autora del libro tiene su propia gama de productos, Fifty Shades Of Grey: The Official Pleasure Collection, pero según Aránega «no dejan de ser unos artículos que complementan el fenómeno Grey y en el mercado disponemos de otras marcas que ofrecen más por el mismo precio».  «El sector del erotismo ha sacado todo el partido posible al fenómeno –dice Fornós–. Han sido habituales, por ejemplo, las reuniones de tuppersex inspiradas en el libro. Con la película estoy convencido de que todavía llegaremos a más gente».

El gremio espera el estreno de la película con optimismo. Sin embargo, hay quien preferiría que no funcionase y cayera en el olvido: una campaña con el hashtag #50dollarsnot50shades animaba esta semana a los espectadores de Norteamérica a donar el dinero de las entradas y las palomitas a organizaciones en contra de la violencia doméstica. «Hollywood no necesita tu dinero; las mujeres maltratadas sí», dice la campaña en Facebook. 

Una relación tóxica

E.L. James ha insistido en describir Cincuenta sombras de Grey como una historia de amor, pero muchos se preguntan qué tiene que ver el amor con eso, como Tina Turner en una famosa canción. También Anastasia (como Tina) podría describirse como una víctima de malos tratos: su príncipe azul, Christian, es un tipo celoso, misógino y, sobre todo, controlador. Esta misma semana, la periodista y escritora Sophie Morgan, confesa sumisa sexual, defendía el BDSM al tiempo que describía mucho de lo que pasa en 50 Sombras como «maltrato doméstico, tanto físico como emocional».  «Ideas como ‘el amor todo lo puede’ siguen siendo parte del ideario de muchos hombres y mujeres

», dice José Bustamante. «Y esas personas acaban por engancharse a gente dañina, dominante, agresiva e incluso con un claro patrón de maltrato; sueñan con que el amor le cambiará». La heroína de 50 Sombras parece casi contenta de estar controlada por un hombre, lo que ha hecho que algunos se pregunten incluso por qué Beyoncé, conocida feminista, canta en la banda sonora de la versión de cine. ¿Quizá Beyoncé observe 50 Sombras como una historia de empoderamiento sexual femenino?

Marta García Peris sentencia: «Me parece que esta historia reivindica poco la sexualidad de la mujer. Y si lo hace es con una idea retrógrada y perjudicial. El deseo y la vida de Anastasia giran en torno a un hombre y, además, un hombre que no la trata bien». Otra sexóloga, María del Carmen Bada Celeiro, subraya la toxicidad emocional de una relación así: «En general, el abuso sexual suele disfrazarse de romanticismo», reflexiona. «Pero en realidad se trata solo de una capa falsa de palabras desmentida por los hechos».