PRESENTACIÓN EN BARCELONA EN RECUERDO DEL AUTOR

Joan Barril, la vida y el miedo a morir

'La dona immòbil', la novela póstuma del escritor y periodista, reflexiona sobre el amor y el desamor

David Guzmán, Pilar Beltran y Vicenç Villatoro, ante la imagen de Barril.

David Guzmán, Pilar Beltran y Vicenç Villatoro, ante la imagen de Barril.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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«Lo importante de la muerte no es saber admitir que moriremos sino más bien cómo lo haremos cuando no tenemos ganas de morirnos», escribe Joan Barril en La dona immòbil La dona immòbil(Edicions 62), su última novela, que este miércoles, menos de dos meses después de su muerte, ha llegado a las librerías. Sus personajes quedan aislados en una casa de montaña por un temporal de nieve: conociendo al autor, imposible no creer que, como bien ha apuntado su editora, Pilar Beltran, el escritor y periodista no se hubiera «confabulado con los dioses del tiempo para enviarnos esta nevada», sabedor de la presentación del libro que, con la presencia de su madre, su viuda y dos de sus hijos, ha reunido con toques de pequeño homenaje a más de un centenar de personas en la Casa del Llibre.

Esta novela es «una reflexión sobre el amor y el desamor y sobre todas aquellas cosas que te van marcando a lo largo de la vida», había dejado dicho el propio Barril. Su amigo el escritor Vicenç Villatoro ha ido más allá: «No explica la realidad, sino la vida. Y trata del miedo a la muerte, y a la soledad y al silencio, a la enfermedad y al dolor, y habla de la nostalgia de la juventud. Sus personajes [una mujer que tras un resbalón en la bañera queda inmóvil y cuatro hombres íntimamente ligados a ella] recuerdan lo que querían ser y lo que han acabado siendo».

-ha asegurado otro de sus buenos amigos, el periodista David Guzmán-. Están muchas de sus obsesiones, como referencias a la fractura digital (él creía más en el papel que en las pantallas), la crítica al poder, las metáforas, los ideales y el fracaso de los ideales, el deseo, el amor y el desamor y hasta una pequeña intriga». Pero sobre, todo, añade, aparece ese característico «narrador aforístico» de la literatura de Barril, «ese gran protagonista que hace que te preguntes si era él y a través del cual él no puede evitar decir la suya y mostrar su voz y su mirada».

Una inconfundible voz que este miércoles, gracias a dos escogidos fragmentos de audio, ha vuelto a resonar, como siempre fuerte y segura, reflexionando sobre el libro y la rosa en Sant Jordi. Ha aflorado el recuerdo de Barril, sí, pero el acto no ha querido ser, aún, el futuro homenaje que seguro tendrá. De momento, ha señalado Beltran, valga «el mejor homenaje íntimo que podemos hacerle a un hombre que cada día sentía la necesidad de sentarse a escribir: leerle».