filmes ESPAÑOLES

'Hermosa juventud', retrato de una generación que se precipita al vacío

 Las listas de mejores películas han sido elaboradas con las votaciones de  Quim Casas, Eduardo de Vicente, Juan Manuel Freire, Julián García, Nando Salvà y  Olga Pereda.

Ingrid García Jonsson, en un fotograma de 'Hermosa juventud'.

Ingrid García Jonsson, en un fotograma de 'Hermosa juventud'.

NANDO SALVÀ

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‘Hermosa juventud’ JAIME ROSALES

Retrato de una generación que se precipita al vacío

En su quinta película, Rosales traza la tragedia de la generación perdida, todos esos jóvenes de nuestro país que no tienen ni dinero ni trabajo y para quienes, tras la inevitable pérdida de la energía y el idealismo, emigrar permanece como única (falsa) esperanza. Entregado por completo al servicio de tan candente asunto, el catalán mantiene a raya tanto su sello de estilo como la tentación de recurrir a la afectación melodramática. En cambio, Hermosa juventud en todo momento permanece anclada en la cotidianidad, la más avasalladora normalidad. Por eso las hondas heridas que retrata nos duelen tanto.

‘10.000 kilómetros’ CARLOS MARQUÉS-MARCET

Retrato de una relación a distancia que poco a poco se muere, a pesar de la conexión que proporciona la tecnología o, tal vez, en parte a causa de ella. Con sutileza desarmante, Carlos Marqués-Marcet nos muestra en su ópera prima cómo pullas, reproches y egoísmos van horadando de forma inexorable como si fueran cincel sobre roca viva.

‘Magical girl’ CARLOS VERMUT

Mientras reformula el film noir llevándolo de paseo por una España que se desangra a causa de la crisis, Carlos Vermut nos sume en Magical Girl en el desconcierto, incapaces de saber si toca reír, llorar o temblar de miedo. Y al mismo tiempo, eso sí, nos lleva de la mano a lo más profundo y oscuro del alma humana.

‘La isla mínima’ ALBERTO RODRÍGUEZ

Un thriller policial lleno de humedad y podredumbre, cargado de reflexiones sobre la memoria de nuestro país y astutísimo en el manejo de esas trampas narrativas que le dan la cine negro su razón de ser. En menos palabras, la mejor película de Rodríguez.

‘Mortadelo y Filemón...’ JAVIER FESSER

Esta vez sí, los espías más ineptos del tebeo español saltan a la pantalla con todo su disparatado esplendor intacto. Javier Fesser compone una frenética oda al exceso, la catástrofe y el chichón, que de paso funciona como el espejo en el que todo aquel que quiera hacer animación 3D en España debería mirarse. 

‘Relatos salvajes’ DAMIÁN SZIFRÓN

A través de seis historias tan terribles como absolutamente deliciosas, el argentino Damián Szifron nos recuerda que, en el fondo, todos tenemos el potencial para perder el control cuando se nos provoca, y que tomar medidas expeditivas contra los corruptos y los miserables nos solo resulta catártico sino también, por qué no, necesario.

‘Loreak (flores)’  JOSÉ MARÍA GOENAGA Y JON GARAÑO

Echando mano de una emotividad precisa y un callado poder devastador, nos recuerda el poder romántico y melancólico de las flores, y nos demuestra que, por extraño que parezca, algunas personas deben esperar a morir para impactar en las vidas de los demás.

‘El niño’ DANIEL MONZÓN

El tráfico de drogas en el estrecho de Gibraltar le sirve a Daniel Monzón como leit motiv de un thriller sólido como una roca, que combina el clasicismo narrativo y la elegancia de un Frankenheimer con el músculo y el realismo de un Greengrass, y que desdeña fórmulas sin sacrificar un ápice de su potencial comercial.

‘Stella cadente’ LLUÍS MIÑARRO

En su primera ficción, el catalán Lluís Miñarro le pone al breve reinado de Amadeo de Saboya mucho humor y pinceladas de surrealismo y hasta algo de música para recordarnos que este país, ayer como hoy y como siempre, es terreno eternamente abonado para la incompetencia, la corrupción y la cochambre moral. 

‘Ocho apellidos vascos’ EMILIO MARTÍNEZ LÁZARO

Toma la manida premisa chico-conoce-chica como excusa para echar por tierra varios tópicos relacionados con las identidades autonómicas, culturales y sociales que nos rodean. Tiene humor irreverente, tiene amable mala baba y, qué diablos, tiene gracia.