El último rugido de Joe Cocker

A la izquierda, Joe Cocker, en Woodstock, en 1969. Arrba, en un concierto en Zürich en el 2005. Abajo, en Barcelona, en el 2007.

A la izquierda, Joe Cocker, en Woodstock, en 1969. Arrba, en un concierto en Zürich en el 2005. Abajo, en Barcelona, en el 2007.

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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El cantante blues-rock inglés Joe Cocker (Sheffield, 1944) ha fallecido este lunes en el estado de Colorado "tras una dura batalla con el cáncer de pulmón de células pequeñas", según confirmó su discográfica Sony Music. Su agente, Barrie Marshall, describió al artista como "simplemente único", y no exageraba: su voz rasposa y deliciosamente gritona -al igual que sus movimientos de cadera- es difícil de imitar. Como Janis Joplin, Cocker apenas compuso pero supo llevar las canciones de otros a un terreno absolutamente propio, casi desdibujando el rastro del original por el camino.

Su versión de With a little help my friends es tanto o más popular que el original de The Beatles: lenta, hipnótica y con sulfurosas líneas de guitarra de Jimmy Page, en 1969 se alzó al número uno en Reino Unido; casi dos décadas después se convirtió en sintonía de la emblemática serie juvenil Aquellos maravillosos años.

Telonero de los Stones

Hijo de funcionario, Cocker había formado en 1959 su primera banda, Vance Arnold (ese era su alias por entonces) and The Avengers, cuyo repertorio se basaba, sobre todo, en covers de Chuck Berry y Ray Charles. Su gran momento llegó en 1963, cuando fueron teloneros de los Rolling Stones en el City Hall de Sheffield. Joe firmaba un contrato en solitario un año después, y el resto, como dicen, es historia. Larga historia: más de dos decenas de discos de estudio y casi una decena en directo.

Con The Grease Band como banda de apoyo grabó With a little help from my friends Joe Cocker!, ambos de 1969. Después de su actuación en Woodstock, el grupo se disolvió, en parte por el deseo de Joe Cocker de quedarse a vivir en EEUU. Cocker se lanzó entonces a una famosa gira conjunta con Leon Russell que quedaría documentada en el doble disco en vivo Mad dogs and Englishmen (1970). Por entonces, drogas y alcohol ya empezaban a pasar factura al artista. «Si hubiese sido más fuerte mentalmente, podría haberle dado la espalda a la tentación», dijo en una entrevista el año pasado. «Pero no había rehabilitación en esos días».

Cocker llegó a ser tristemente famoso por vomitar entre canciones encima del escenario, u olvidar las letras de greatest hits. Su carrera empezó a convertirse en una alternancia constante entre grandes retornos -el single You are so beautiful, empleado por De Palma al final de Atrapado por su pasado- y nuevas recaídas. Discos como el reggae Stingray (1976) y Luxury you can afford (1978) no obtuvieron los réditos esperados.

Himno de estriptís

El favor popular volvió en 1982 cuando grabó Up where we belong, el dúo con Jennifer Warner para la banda sonora de Oficial y caballero, que le valió un Grammy; la canción se llevó, además, el Oscar. Durante los 80 Cocker se convirtió en presencia habitual en las bandas sonoras de Hollywood: aportó canciones a Profesores de hoy, Gatos salvajes y, por supuesto, Nueve semanas y media, en la que Kim Basinger se desnudó al son de su versión de You can leave your hat on, de Randy Newman. Todavía es himno de estriptís.

La canción podía encontrarse en Cocker (1986), uno de sus mayores éxitos de la década, junto a Unchain my heart (1987) y su archiconocido tema titular.

Los años 90 vieron la publicación de Joe Cocker Live (1990), disco en directo muy popular. También Night calls (1991) y Have a little faith (1994) gozaron de cierto éxito, pero no cabe decir lo mismo de Organic (1996), por otro lado muy defendido por sus seguidores, o No ordinary world (1999). Aunque sin la resonancia popular de otros días, Cocker no había dejado de publicar discos regularmente en todos estos años. Los hay que nunca tenían suficiente de su rugido, que lograba abrillantar hasta las composiciones menos deslumbrantes. Por este y otros motivos, en el 2007 Cocker fue galardonado con una Orden del Imperio Británico.

Deja ahora atrás a su segunda esposa, Pam, con la que vivía en un rancho en Colorado; su hermano Victor; su hijastra Zoey Schroeder y dos nietos.