Joyce DiDonato: «La ópera, como el arte, debe reflejar la realidad»

La mezzosoprano norteamericana protagoniza 'Maria Stuarda' ópera de Donizetti con la que regresa al Liceu a partir de este viernes

Joyce DiDonato, ayer, en el Gran Teatre del Liceu.

Joyce DiDonato, ayer, en el Gran Teatre del Liceu.

MARTA CERVERA / BARCELONA

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La mezzosoprano norteamericana Joyce DiDonato (Prairie Village, Kansas, 1969) -que acaba de adquirir un apartamento en Barcelona, por donde se desplaza en bicicleta- regresa por tercer año al Liceu en Navidad.  Tras su último triunfo con 'Cendrillon', a partir de este viernes asume el rol principal de 'Maria Stuarda', de Donizetti. Interpretar a la reina de Escocia es una auténtica prueba de fuego. A la exigencia vocal del 'bel canto' se une la dificultad de interpretar a una mujer que debe asumir su terrible destino tras enfrentarse con su rival, Isabel I de Inglaterra, papel que asume la valenciana Silvia Tro Santafé.

-¿Lo más difícil de Maria Stuarda?

 

-Todo. Cada nota y cada palabra importan ya que es un personaje que está entre la vida y la muerte. Es muy intenso y debo estar muy atenta a  la vocalidad, la dicción, la manera de actuar... Es agotador porque pasa por momentos de ansiedad, nervios y mucha tensión. Es un reto, el rol más difícil al que me he enfrentado.

-Y usted ha dejado su huella en él, como antes lo hicieron Montserrat Caballé y Janet Baker, por ejemplo.

-Bueno, eso son palabras mayores. Lo importante es hacer tuyo el rol, darle tu propia personalidad.

-¿Cómo lo consigue?

 

-Al principio solo me centro en lo que escribió el compositor. Es un asunto entre él y yo. Solo cuando ya lo he hecho mío me interesa ver qué han aportado otras cantantes.

-¿Gustará al público esta versión dirigida escénicamente por Patrice Caurier y Moshe Leiser estrenada en Londres este verano?

-Eso es algo que yo no puedo decir. Es una producción diferente. No hay el típico decorado de estilo Tudor. La puesta en escena es actual y está ambientada en nuestros días. Solo hay dos personajes que visten de época: la reina Isabel y yo.

-Parece que le gusta.

 

-Sí, porque tiene sentido. A través de este vestuario incómodo y suntuoso se muestra la cárcel en la que viven estas dos mujeres, dos reinas que representan dos creencias distintas obligadas a cumplir con un deber que coharta su libertad. El desfase en el vestuario contribuye también a resaltar que el conflicto trasciende la época en la que transcurre.

-Mucha gente sigue siendo decapitada hoy en día por desgracia.

 

-Es que el mundo no ha cambiado tanto. Mi personaje se pone de rodillas esperando ser ejecutada. Esa imagen no es nueva. La hemos visto muchas veces en las noticias. Yo quiero entender por qué siguen ocurriendo estas cosas, por qué la policía dispara en EEUU a gente inocente, por qué hay islamistas radicales que decapitan a sus enemigos ahora igual que ocurría hace siglos.

-¿Esa es la finalidad del montaje?

 

-La ópera como el arte debe reflejar la realidad que nos rodea para ayudarnos a comprenderla. Ha de transmitir cosas y empatizar con la gente, de lo contrario no es arte. La grandeza de la música reside en conectar con el público, en hacerle sentir y pensar. Por eso en estos momentos en que los recortes se ceban especialmente con las artes hay que defenderlas: son vitales.

-Siempre ha sido una férrea defensora de la enseñanza musical.

 

-Es que la música es básica. Nos enseña a pensar, nos hace razonar, escuchar... Eliminarla o restringirla significa cohartar las posibilidades de desarrollo del ser humano, nos convierte en seres cada vez más fáciles de controlar.

-Es la primera vez que viene al Liceu y Joan Matabosch no está al frente. ¿Cómo ha encontrado el teatro?

-El trato con la gente es el mismo. Nada ha cambiado. Estoy encantada en el Liceu. Aquí dentro las cosas parecen iguales, en la Rambla, no.

-¿A qué se refiere?

 

-Antes desde mi camerino veía a gente actuar en la calle pero ya no hay nadie. ¿Dónde han ido a parar  los artistas que actuaban en la Rambla? Su gracia y su frescura era uno de los rasgos distintivos de Barcelona. Sin ellos la ciudad se parece más a cualquier otro lugar.

-¿Qué puede avanzar de 'Great Scott', que Jake Heggie ha compuesto para usted y que estrenará en el 2016?

 

-Es una obra muy divertida que habla de la ópera con humor, una comedia con libreto de Terrence McNally. Habla de una diva que regresa a su ciudad para ayudar a una compañía en apuros con la que estrenará una ópera caída en el olvido.