Un payaso en el Congreso

Andrés Barba redescubre en su nueva novela el humor político que echa a faltar en España

Andrés Barba 8En la librería La Central de la calle Mallorca.

Andrés Barba 8En la librería La Central de la calle Mallorca.

ELENA HEVIA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hasta el momento el madrileño Andrés Barba (Madrid, 1975) había escrito novelas breves, graves hasta el punto de ser inquietantes y con una particular mirada moral. Hasta el momento. Su último trabajo, En presencia de un payaso (Anagrama) participa también de la brevedad pero se abre a temas y tonos insólitos en el autor de La hermana de Katia, Versiones de Teresa y Las manos pequeñas, como son el humor

-que poco o nada había gastado- y una insólita mirada más vinculada al presente de esta crisis, a todo lo que está sucediendo en el panorama político y sentimental del país.

A saber: Abel, el payaso del título, es un trasunto a la española de Beppe Grillo, el cómico italiano metido a político, aunque en este caso la intención final del payaso sea poner un maniquí en el Congreso de los Diputados. «El gran fallo de Grillo fue sentarse él mismo en el escaño», diagnostica Barba. Junto a Abel está su cuñado y protagonista de esta historia, Marcos Trelles, físico investigador de nanopartículas en horas bajas y afectado por los recortes, enfrentado al difícil ejercicio de resumir su vida en 300 palabras, «intentando poner orden en el desorden», una y otra vez sin conseguirlo.

En la senda de Aira

Barba parece satisfecho de haber dejado atrás un tipo de escritura «cerrada y puntiaguda» y después de haber residido en Buenos Aires durante un año se declara partidario de esa «liberación de la coherencia argumental de la novela» que tan poco se ha practicado en España y que en la ciudad rioplatense, con César Aira como punta de lanza, llevan décadas ejercitando.

Esa es su gran novedad, a la que hay que añadirle el redescubrimiento de la risa que tiene, según él, un carácter «autentificador», porque cuando alguien ríe «sucede algo auténtico».Eso ha hecho pensar a Barba qué tipo de país es España respecto al humor. «Creo que siempre hemos tenido una falta de sentido del humor extraordinaria, quizá por un gran sentido del ridículo o por desconfianza en la propia dignidad. Como nuestro humor ha sido mayoritariamente costumbrista, el humor político ha sido prácticamente inexistente», reflexiona el escritor poniendo todas sus esperanzas en un programa televisivo como el del Gran Wyoming, excelente muestra de que las cosas pueden transformarse. «Nuestra relación con la risa está cambiando, lo que es esperanzador, porque hemos dejado de burlarnos de la señora gorda de Sevilla y hemos pasado a un humor más relacionado con la inteligencia, algo que es un signo de salud mental, inédito aquí».

En presencia de un payaso toma su título de una de las últimas producciones de Ingmar Bergman con destino televisivo. Una película que el autor, que confiesa haber zampado buena parte de la filmografía del sueco de una sentada para preparar un taller, nunca ha visto y ahora ya es probable que no vea nunca. «Luego he sabido que en la película de Bergman lo que sucede en presencia de un payaso es la muerte, lo que sucede en presencia de mi payaso tal vez ni yo mismo sepa bien lo que es, pero no hay duda de que tiene que ver con el amor y con la vida», se explica finalmente Barba.