La ciencia ficción tiene futuro

Una sonda se aproxima a Marte, escenario de la epopeya astronàutica 'El marciano'.

Una sonda se aproxima a Marte, escenario de la epopeya astronàutica 'El marciano'.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Hace años que, tras su última edad de oro en los años 80 y 90, se habla de la muerte de la literatura de ciencia ficción. Sea porque los avances tecnológicos de la vida real amenazan con hacer obsoleta la imaginación de los escritores cada cinco años, sea como efecto colateral de la decadencia de la carrera espacial. Y la emergencia en los últimos años de algunos géneros vecinos, como la anticipación distópica o la fantasía épica parecían haber acabado por remachar los clavos del género. Y es cierto que en el mercado editorial (y cinematográfico, tan paralelo en este caso) los dragones, los anillos, los tronos o los rebeldes con arco y flechas siguen goleando. Sin embargo, hay signos de resurgencia del género. Y no solo en la gran pantalla (Gravity, Interstellar...) sino también en la literatura que tantas veces ha alimentado al cine. El último caso, el éxito de El marciano, de Andy Weir, la epopeya de un astronauta abandonado en Marte que sigue en la lista de los diez libros más vendidos en EEUU y va en España por la segunda edición en menos de un mes. Y que, como puede verse repasando las últimas novedades, no está solo.

Para Miquel Barceló, autor de la capital y buscadísima Ciencia ficción. Guía de lectura, que Ediciones B reeditará, actualizada, en el 2015, más que morir la ciencia ficción «forma parte de lo natural en la literatura, ha perdido la especificidad y ha dejado de ser un género extraño y restringido».

Futuro, pero negro

Y, en cualquier caso, sigue habiando ciencia ficción. Aunque las space opera situadas en imperios interestelares tras milenios de colonización galáctica sí sean cosa del pasado, y hayan dado paso a las ficciones anticipatorias en un futuro próximo que se centran en las posibilidades de las tecnologías de la información, las nuevas fronteras de la biotecnología y las amenazas del cambio climático. «Ya no se hace ciencia ficción mirando a un futuro de miles de años; ya sabemos que han bastado 25 años para que nuestro mundo sea diferente y que dentro de otros 25 también viviremos de otra manera», opina Barceló.

Y la seria sospecha de que, probablemente, viviremos peor, está también detrás del auge del subgénero distópico, esos futuros de pesadilla. Pero no solo se manifiesta en este registro con especial incidencia entre los adolescentes por sus tonos antisistema. «En Interstellar, por ejemplo, también se debe huir de un planeta que hemos agotado. Esta visión pesimista del mundo casi siempre está presente».