"Mi conocimiento del mal es un don que procede de Dios"

Entrevista con la escritora de novela negra P. D. James publicada el 24 de abril del 2009

P. D. James, el 23 de abril del 2009 en Barcelona.

P. D. James, el 23 de abril del 2009 en Barcelona. / ÁLVARO MONGE

ELENA HEVIA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Bajo su aspecto de dulce ancianita se esconde una de las mentes criminales más sofisticadas. Hace un año que la gran dama de la novela policiaca, P. D. James, soñaba con venir a Barcelona. Problemas de salud le impidieron recoger el premio Pepe Carvalho y ahora otro galardón, reconocimiento a su trayectoria (el premio Terenci Moix), la trae en plena 'diada'.

-Por su aspecto se diría que está totalmente recuperada.

-Gracias a Dios. Miro hacia atrás y no quiero acordarme de aquella semana tan dura. Tras una operación de cadera, sufrí un infarto. Me habían hablado tan bien de Sant Jordi y tenía tantas ganas de venir por estas fechas que en cuanto mi médico confirmó mi buen estado de salud, no le confesé, por si las moscas, que iba a viajar.

-Ha mencionado a Dios. ¿Por qué una persona tan religiosa como usted ha creado un detective agnóstico como Adam Dalgliesh 

-Es agnóstico pero en sus acciones se percibe que está buscando la fe. Y en mis últimas obras siempre aparece un personaje devoto.

-Reflejo de usted misma, supongo.

-Creo en Dios, en el Dios que ama. Pero hay normas y detalles del dogma con los que no comulgo.

-¿Cómo una mujer que ha vivido dedicada a su familia y que trabajó como funcionaria en el Ministerio del Interior tiene ese conocimiento tan profundo del mal 

-No lo sé. Ja, ja. Creo que es algo que desarrollé de jovencita de una forma natural. Sé que no es buena publicidad por mi parte pero es así. Todo está en mi mente. Un tercio de mi última novela, Muerte en la clínica, que aparecerá en castellano el próximo mes de junio, lo escribí en la soledad del hospital. A veces creo mi conocimiento del mal es un don que procede de Dios.

-Pero hay en sus obras un conocimiento de una sordidez de la vida de la que aparentemente se la ve muy alejada.

-Una vez fui a una prisión para dirigir un taller de escritura a asesinos convictos a perpetuidad. Uno de ellos me sugirió que trabajáramos juntos, que uniéramos mi saber y su experiencia.

-¿Y usted aceptó 

-Las cosas que yo puedo imaginarme son mejores que las que me puedan contar. Mejor no mezclarse con gente así.

-¿En Gran Bretaña se percibe también que las novelas policiacas han dejado de ser un culto de unos pocos para convertirse en un fenómeno masivo 

-Eso tiene que ver con la crisis que estamos viviendo. Al lector le gusta enfrentarse a la inquietud del misterio y le reconforta saber que al final todo se va a poner en orden.

-¿Qué enseñan sus novelas sobre la sociedad inglesa actual 

-Por ejemplo en Muerte en la clínica se traslucen algunos de los interrogantes que Gran Bretaña tiene respecto al futuro. ¿Por qué nuestra educación pública es cada vez peor ¿Qué está pasando con nuestra juventud ¿Por qué los problemas de racismo se están radicalizando Pero no es una novela sociológica.

-¿Esas inquietudes están vinculadas a su labor como miembro de la cámara de los lores 

-Mi cargo es honorífico no pretendo hacerle la competencia a las políticos profesionales.

-Los tories la llevaron allí. ¿Se considera conservadora? 

-Sí, tengo una opinión muy fuerte respecto de las libertades individuales. Pero mis mejores amigos son de izquierdas.

-Suele decirse que la capacidad de observación se pierde con los años. Eso no parece ser cierto en su caso.

-Últimamente me cuesta encontrar la palabra justa pero creo que de eso tienen la culpa los fármacos, que interfieren con la memoria a corto plazo. Tengo 88 años y en agosto cumpliré 89. La gente de mi edad es consciente de que tiene poco tiempo por delante. La ventaja es que ahora disfruto más de las cosas sencillas, todo eso que antes te pasaba desapercibido porque estabas persiguiendo a tus hijos.

-¿Y la desventaja? 

-Que a pesar de que me gustaría empezar una nueva novela, es posible que no haya otra más. Me disgustaría que la gente dijera que ya no escribo tan bien como antes.