Encerrados en el párking

CRÍTICA Peter Terrin secuestra al lector en 'El vigilante'

VICENÇ PAGÉS JORDÀ

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Los vigilantes son seres austeros, uniformados, silenciosos, capaces de mantenerse inquietantemente alerta sin concesiones durante toda la jornada laboral. Peter Terrin (Tielt, Bélgica, 1968) sitúa a dos de ellos en condiciones extremas: sometidos a unas reglas laborales misteriosas, encerrados en un párking subtáneo, salvaguardando a unos residentes invisibles de las imprecisas amenazas exteriores. Se les ha comparado con los sin techo de Esperando a Godot (Beckett) y con los soldados de El desierto de los tártaros (Buzzati), pero más bien hacen pensar en los japoneses que defendían islas desiertas años después de que acabase la guerra.

Como un estudioso del género humano, Terrin somete a los dos vigilantes a un aislamiento estricto. La sucesión de las rutinas contrasta conla desinformación sobre lo que sucede fuera. Pronto uno se erige en el líder. El otro no tiene a nadie más con quien compartir las dudas. La oscuridad del párquing propicia un compañerismo que pronto se puede convertir en obediencia, y es fácil que la paranoia se contagie si faltan los alimentos, el aire, la luz. Cuando llega el tercer vigilante no tarda en ser percibido  como un extraño, como un enemigo. El crimen no es más que un eslabón más en la concatenación aparentemente lógica que favorece la complicidad. Mientras tanto, crecen las alucinaciones, la confusión con los sueños, el delirio. Ya no hay marcha atrás. Se nota que Peter Terrin ha escrito teatro: El vigilante transcurre en un espacio reducido, con tres personajes. El punto de vista subjectivo, en cambio, es propio de la novela. En manos de Peter Terrin, los detalles son instrumentos que se organizan alrededor de una trama minuciosa, sin conclusiones explícitas pero con una carga de crítica opaca. Es fácil entender que quien aspira a convertirse en un robot puede acabar perdiendo el alma. Más difícil resulta saber construir un relato tan frío y que al mismo tiempo haga verosímil cualquier forma de locura. Organizado en capítulos breves, dividido en tres partes perfectamente delimitadas, El vigilante es un artefacto preciso que secuestra al lector con la eficacia de un bestseller pero sin procurarle ni un solo momento agradable.

3EL VIGILANTE / EL VIGILANT

Peter Terrin

Trad. Maria Rossich

Rayo Verde / Raig Verd. 224 págs. 18 €