Wayne Shorter: «No debes dejar que el sistema te diga lo que hay que hacer»

El saxofonista actúa este martes en el Auditori en el marco del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona

Wayne Shorter, en una fotografía promocional.

Wayne Shorter, en una fotografía promocional.

ROGER ROCA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«Hablar sobre música es una distracción, mantiene a la gente sedada». Con 81 años, Wayne Shorter engrandece su leyenda. A los hitos artísticos que alcanzó primero junto a Miles Davis y luego al frente del grupo de fusión Weather Report, añade la obra que está levantando con su cuarteto actual. En 2000, tras muchos años sin grupo estable, Shorter presentó una banda acústica, la primera de su carrera, formada por el batería Brian Blade, el pianista Danilo Pérez y el contrabajista John Patituci. Juntos han grabado cuatro discos memorables, pero ante todo, están dando forma a un lenguaje propio, un diálogo colectivo que apunta más allá de la propia música. Este martes el Wayne Shorter Quartet vuelve a L'Auditori (21.00 horas) en uno de los conciertos estrella del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona.

-Quién iba a pensar que a estas alturas daría con el grupo más longevo de su carrera. ¿Cómo se lo explica?-Es por la naturaleza humana de quienes nos hemos juntado. No somos hombres «casados con la música», a todos nos interesan muchas otras cosas. Danilo es embajador cultural de su país, Panamá, y Brian y su mujer están implicados en muchos proyectos sociales, igual que John. Con gente así tienes entre manos algo más que música. Tienes una misión: proyectar una visión sobre cómo crees que debería ser el mundo.

-Un reto ambicioso.-Como decía Miles Davis, 'si tienes ideas nuevas sobre cómo vivir, tócalas'. Y si eres consecuente, para tocar esas nuevas ideas no puedes usar métodos antiguos, no puedes dejar que el sistema, la industria, el poder te digan lo que tienes que hacer. Hay que buscar nuevas estrategias.

-¿En qué consisten las de este grupo?-Nuestra música es un salto sin ensayo hacia lo desconocido. Porque ¿cómo vamos a ensayar el mañana? Mucha gente lo intenta, pretende hacer que el mañana sea igual que el hoy para mantener así el statu quo. Pero ¿cómo enfrentarse a lo desconocido sin una fórmula, sin guion? Hay que atreverse a ser vulnerable. No intentar pensar qué vas a decir mientras el otro está hablando, sino escuchar de verdad.

-¿Esa capacidad de escucharse unos a otros es lo que hace especial al cuarteto?-Tenemos la mente abierta y somos flexibles, podemos expresar musicalmente nuestra experiencia de la vida de muchas formas. Pronto publicaremos un disco con un grupo de cámara y en el futuro queremos grabar con una orquesta completa.

-Es uno de los pocos músicos de jazz vivos cuyas composiciones se han convertido en estándares. Pero en cambio, en directo, las composiciones parecen secundarias, desaparecen en favor del diálogo.-Claro, porque en el fondo no se trata de música. La pregunta importante es: ¿Para qué sirve la música? ¿Para qué sirve cualquier otro trabajo? El batería Art Blakey decía (imita la voz ronca del Blakey): 'Cuando sales a tocar no puedes esconderte detrás del instrumento'. Hablar sobre música es una distracción. Mantiene a la gente sedada. Yo ahora confío mucho en la nueva oleada de astrofísicos.

-¿Astrofísicos? ¿Por qué?-Los responsables de materia oscura del departamento de física de la Universidad de Stanford nos invitaron a conocer lo que están descubriendo gracias al acelerador de partículas de Suiza. Se han dado cuenta de que las leyes cuánticas no sirven para explicar realmente el universo. Quieren trabajar con nosotros porque creen que para conseguirlo tienen que adoptar la improvisación. Ven el arte y la ciencia como una misma cosa.

-¿Es capaz de comprender esos avances científicos?-Apenas estoy empezando. Es muy emocionante. Estoy convencido de que llega un tsunami de ideas que cambiará nuestra forma de pensar. La gente se concienciará de que hay  que tomar el mando y dejar de sentirnos obligados a seguir órdenes.

-¿Cree que como artista tiene un papel en esta transformación social?-No me hago ilusiones respecto al poder del arte. No es bueno o malo por sí mismo: ¡A la guerra también se va con música! Hay mucha gente que cada día, cuando se levanta, desearía ser otra persona. Eso es lo que hay que combatir. Yo hago lo contrario: me levanto, descubro cada día algo más sobre mí y lo expreso con honestidad. Esa es mi contribución como artista.

-¿Recuerda cuando veía las cosas de otro modo?-Sí, era cuando pensaba que ya lo sabía todo. Era como cuando tienes 21 años y ves el mundo por una mirilla muy estrecha.

-¿Qué ocurrió? ¿Hubo un punto de inflexión en su vida?-El diálogo que la vida nos propone, el cambio, es tan sutil y constante que muchos de nosotros nos lo perdemos por arrogancia, por creer que ya lo sabemos todo. Lo dijo el propio Einstein: 'Hay dos cosas infinitas: la estupidez y el universo. Y sobre el universo no estoy seguro'. Creo que nacemos con una especie de mandato que nos arrebatan en la misma cuna. Pero como las tortugas que alcanzan el mar al nacer, algunos de nosotros conseguimos asomarnos a ese océano de exploración que es la vida.