Los 80 de Leonard Cohen

El nuevo disco que el cantautor canadiense publicará el próximo martes, 'Popular problems', ofrece una visión sombría del mundo a través de canciones que apelan a conflictos y desencuentros

Leonard Cohen, en la foto que ilustra la carátula del nuevo disco.

Leonard Cohen, en la foto que ilustra la carátula del nuevo disco.

JORDI BIANCIOTTO / LONDRES

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Dolor y belleza, inquietud existencial y expresiones de piedad, gravedad vocal y hermosas melodías envueltas en frondosos coros femeninos. Otro disco de contrastes más grandes que la vida, como dicen en inglés, que su autor, Leonard Cohen, presentó ayer en Londres con esa cautivadora mezcla de elegancia, cripticismo y sentido del humor que baña sus canciones. También las nueve que integran Popular problems, el trabajo que marca su ingreso en la edad octogenaria, que verá la luz el próximo martes, 23 de septiembre, dos días después de su cumpleaños.

Cohen eligió el neoclásico edificio de Canadian High Comission para invitar a la prensa (entre la que se coló Jarvis Cocker, cantante de Pulp) a escuchar el disco y prestarse a responder preguntas. Popular problems apunta a  preocupaciones crónicas, eternas, poco originales pero invitables, ¿no es cierto? «Así es, y el próximo se titulará Unpopular solutions», replicó levantando risotadas.

La canción elegida como primer singleAlmost like the blues, habla de guerras y miseria. Pero los intentos de que precise a qué conflictos políticos se refiere caen en el vacío. «Durante muchos años he intentado definir una política personal que nadie pueda descifrar», señaló con sarcasmo. Sí que dejó clara su adscripción a la cultura judía, que no relativiza, y que le ha llevado a actuar en Israel en sus últimas giras. «Crecí en un entorno muy conservador y no he tomado distancias; es esencial para mi supervivencia. Los valores que mi familia me dio han formado mi vida y no me aparto de esas influencias».

Popular problems es un disco no muy largo, de 36 minutos, con instrumentaciones livianas, basadas en los teclados, y aportaciones ocasionales de cuerdas (el violinista moldavo Alexandru Bublitchi, el único de los músicos de su grupo de gira que toma parte en el disco) y pequeños aditivos, como las percusiones exóticas de Nevermind. Se abre con Slow, medio tiempo envolvente que juega con cierta autoparodia lírica. «Estoy retrasando la melodía, / nunca me gustó rápida / (...) / No es que sea viejo / No es que esté muerto / Es que siempre me gustó despacio / Es lo que mamá decía».

Siete de las canciones las firma con Patrick Leonard, excómplice de Madonna y amigo de su hijo Adam, con quien ya ha compuesto material para otro disco. «La composición es un proceso químico en el que siempre hay algo misterioso», apuntó. Otras piezas aluden a acontecimientos sombríos, como el huracán Katrina (Samson in New Orleans) y los atentados del 11-S (A street). Con injertos de blues, gospel, country... «Músicas que no deseo reinventar», reconoció. You got me thinking cierra el disco con un mensaje de puertas abiertas. ¿Se siente optimista en el fondo?, preguntó una periodista. «Muy en el fondo». Más humor seco: ¿se siente una institución? «A veces, sí, y otras veces, una institución mental».

AÑORANZA DEL TABACO / Este Cohen de 80 años asegura que le encanta salir de gira, aunque aún no hay planes por ahora. «La vida en la carretera como un videojuego de carreras de motos. Es una de las cosas que sé hacer, como lavar platos», bromeó. Cantar canciones que compuso hace décadas, acaso en otra vida, le llevó a una reflexión filosófica. «Siempre es un problema encontrar, en cada canción, la puerta hacia algo nuevo, hacia la batalla de cada momento. Es la misma lucha que existe en las relaciones con las personas que conoces muy bien: encontrar el camino hacia el centro de la canción, de la persona, de la actividad...», reflexionó. Quizá le ocurra con la famosa Hallelujah. «Una canción que parte de una hermosa palabra, que la gente ha cantado durante miles de años. Da una energía beneficiosa».

Un Cohen, este, que echa de menos fumar («lo hice durante 50 años, lo dejé hace 15 y pienso a menudo en ello, por ejemplo ahora mismo»), que confesó, con tono misterioso, leer poco, y que no sabe cómo celebrará su cumpleaños. «¿Alguna sugerencia? Creo que será como cualquier otro día. Creo que fumaré». Risas.

Y aún una pregunta sobre el referendo de Escocia. «No creo que haya nada siniestro en ninguno de los dos bandos. La gente trata de que sus vidas tengan significado, piensa que una solución política es la manera de elevar sus vidas. Reconozco la lucha por el respeto a uno mismo. Pero no tengo una posición sobre eso». Inagotables, los popular problems.