LUTO EN LA GASTRONOMÍA

Muere el chef Jean Luc Figueras

El cocinero, barcelonés de adopción y a cargo del restaurante Mercer, fallece en su habitación en un hotel de Turquía

Jean Luc Figueras y sus hijos, Eduard y Claudia, en el Hotel Mercer.

Jean Luc Figueras y sus hijos, Eduard y Claudia, en el Hotel Mercer. / Joan Puig

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Jean Luc Figueras, el reputado chef del Mercer de Barcelona, ha muerto. Otro corazón que se ha parado en el mundo de la alta gastronomía catalanaJean Luc Figueras murió la noche del miércoles en una habitación del hotel Savon en Turquía. Se encontraba trabajando con parte de su equipo en Antioquía. A cargo del restaurante Mercer de Barcelona Figueras consiguió gran relevancia como chef del restaurante Blanc del Hotel Mandarin de Barcelona, responsabilidad que dejó hace algo más de dos años. Con 56 años, el cocinero aportó su grano de arena en ensalzar la gastronomía catalana en el mundo.

El chef -de origen francés pero afincado en Catalunya hace años- era considerado una pieza clave de la historia de la cocina barcelonesa moderna, por su creatividad e instinto en los fogones. En su estilo destacaba la simplicidad técnica y el realce de sabores, fruto de la experiencia laboral acumulada durante toda su vida en prestigiosos restaurantes de la ciudad. 

La dirección de Mercer Hotel Barcelona y los miembros del equipo del Restaurant Mercer Jean Luc Figueras y Le Bouchon han emitido un comunicado en el que lamentan "profundamente" la defunción. 

ESTILO QUE PREMIABA EL SABOR Y LAS TEXTURAS

Figueras formaba parte de ese elenco de creadores gastronómicos conocedores del negocio y sobre todo del gusto de los clientes actuales. En el Mercer su estilo ha marcado con creaciones envueltas en cristal (literal), de esas que da lastima desestructurar pero que al primer bocado hacen olvidar los rubores iniciales. Y es que iniciar un ágape estiloso de Figueras con un bombón de foie-gras con chocolate blanco, seguir con una musaka aromática, complementar con pasta que atesora ostras, pie de cerdo y polenta de pasas, añadir al menú pescado de roca y cochinillo ibérico (uno tras otro) y finiquitar la fiesta con postres de nivel (chocolates habituales como protagonistas) suponen un ejemplo de esa interpretación gustativa y de texturas de un chef siempre inquieto en la batalla por deleitar con delicias y estar a la máxima altura en un mercado gastronómico catalán de primera división.