DRAMA

Destino Marrakech Una mirada turista

Destino Marrakech Una mirada turista_MEDIA_2

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Trece años después de ganar el Oscar a la mejor película de habla no inglesa con En un lugar de África, la directora alemana Caroline Link regresa a ese continente con la intención de aunar dos géneros: por un lado, el drama paternofilial; por otro, el relato de iniciación de un adolescente que trata de afirmar su identidad. Que en este caso se trate además de un extraño en tierra extraña, y que la tierra en cuestión sea Marruecos, le sirve a la directora para recubrir de exotismo un arco narrativo tremendamente familiar, según el cual las tensiones entre los protagonistas se acaban resolviendo, con la ayuda de alguna situación de crisis, en una situación de comprensión mutua.

En otras palabras, Link parece empujada por la pasión que el escenario despierta en ella más que por el verdadero compromiso por una historia que en realidad parece ser una mera excusa. Sobre todo porque, aunque en general se resiste a caer en el sentimentalismo y el melodrama, por otra parte recurre a la manipulación y a la acumulación de tópicos sobre las relaciones entre padres e hijos y sobre los colores, olores y sabores de Marruecos.

Pero lo más cuestionable de todo es su mirada pretendidamente progresista a la actitud del Occidente respecto de la cultura del Tercer Mundo: para quejarse de la indiferencia, parece legitimar el paternalismo. A pesar de sus pretensiones de autenticidad, la suya es una mirada esencialmente turista. NANDO SALVÀ

Caroline Link