¡Mamma mia, qué museo!

VIAJE AL CORAZÓN DEL POP MÁS RUTILANTE. Diferentes espacios del ABBA Museum, incluidos los sobrecargados vestidos del popular cuarteto sueco. y un karaoke para cantar virtualmente con los cuatro ases.

VIAJE AL CORAZÓN DEL POP MÁS RUTILANTE. Diferentes espacios del ABBA Museum, incluidos los sobrecargados vestidos del popular cuarteto sueco. y un karaoke para cantar virtualmente con los cuatro ases.

XAVIER MORET

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Más de 30 años después de su disolución, el grupo sueco ABBA sigue atrayendo a multitudes en su museo de Estocolmo, que es ya la tercera atracción más visitada de Suecia. ABBA The Museum, dedicado al mítico grupo formado en 1972 por Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid, dominador de las listas de éxito entre 1975 y 1982, se ha convertido en un must en Estocolmo, con medio millón de visitantes en un año.

«Desde 1982, en la Oficina de Turismo de Estocolmo los turistas preguntaban: '¿Dónde está el Museo

ABBA?". Y tenían que decirles que no existía», cuenta Mattias Hanson, director del museo. «Ahora, desde mayo del 2013, por fin existe. No es ni Graceland ni nada parecido; es un museo diferente en el que tenemos la suerte de haber contado con la colaboración de los cuatro miembros del grupo y de haber incorporado objetos de la exposición itinerante Abba World, que viajó por Europa y Australia entre el 2009 y el 2011».

El museo cuenta, además, con la colaboración de Annemarie Halling, exestilista del grupo y encargada de sus famosos trajes, en los que llamaban la atención los colores vivos, las lentejuelas, las alzas de los zapatos y un toque entre hortera y kitsch que siempre acompañó al grupo.

«ABBA se merecía un museo así», señala Mattias Hanson, «ya que es el cuarto grupo musical que más discos ha vendido en el mundo, después de Elvis Presley, The Beatles y Michael Jackson. Son 400 millones de copias y es tanto el fervor que levanta que incluso hay parejas de fans que piden casarse en el museo».

La exposición permanente, instalada en la isla museística de Djurgården, en el centro de Estocolmo, se abre con unas vitrinas que ilustran los inicios por separado de los cuatro integrantes del grupo. A partir de aquí, tras cruzar una puerta roja en forma de corazón, aparecen cuatro maniquís vestidos y peinados con el inconfundible estilo ABBA y un vídeo en el que suena sin parar Waterloo, la canción que triunfó en Eurovisión, en 1974, y lanzó al grupo a la fama.

TELÉFONO ROJO / «En esta misma sala hay un teléfono rojo», indica Hanson, «del que solo tienen el número los cuatro miembros de ABBA. De vez en cuando llaman por sorpresa y dan una alegría al fan que descuelga. El primero fue un uruguayo que salió exultante del museo».

Tras pasar por el Polar Studio, en el que ABBA grabó muchas de sus canciones hasta su disolución, en 1983, unas cabinas de karaoke permiten a los fans desahogarse cantando a gritos grandes éxitos del grupo, como Dancing Queen, Chiquitita, Super Trouper, Fernando, The winner takes it all, Thank you for the music o Mamma mia!

El musical y la película Mamma mia!, que resucitaron los éxitos de ABBA (a partir de 1999 el musical, y en 2008 la película), también están presentes en la exposición, donde los fans más entregados pueden cantar y bailar en el escenario con hologramas de Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid. «¡Me siento el quinto miembro de ABBA!», gritaba eufórica una turista australiana después de la actuación.

TRAJES E IMPUESTOS / El helicóptero de la cubierta del álbum Arrival también figura en el museo, junto con los muchos discos de ABBA, arropados en otra sala por los estrafalarios vestidos del grupo. La culpa de tanto barroquismo, según ha declarado recientemente Björn, la tienen los impuestos. Si vestían ropa de este tipo, quedaba claro que era solo para actuar, con lo que desgravaba; si era más discreta, en cambio, se podía considerar que era también ropa de calle y, por tanto, no podía desgravar. «En mi opinión, parecíamos unos tarados», ha comentado Björn. «Nadie salía al escenario tan mal vestidos como nosotros».

En un principio se pensó en abrir el museo en el edificio de Aduanas del puerto de la capital sueca, pero al final se instaló allí el Museo de la Fotografía. El actual museo ABBA, en Djurgården, comparte edificio con el Hotel Melody, ideal para fans que quieren estar lo más cerca posible de su grupo más querido.

RUTA EN BARCO / Para los que tengan aún más ganas de ABBA, pueden apuntarse al ABBA Boat Tour, un viaje en barco que permite llegar hasta el museo inmerso en el más genuino ambiente del grupo. La voz de Ingmarie Halling guía a los turistas en esta vuelta de 50 minutos, recordando la historia de ABBA y su relación con Estocolmo. Las canciones más famosas también están presentes, por supuesto.  El Museo de la Ciudad de Estocolmo organiza también el ABBA City Walk, donde se muestran los distintos lugares de la ciudad relacionados con el grupo. Este tour, junto con el del Millennium de Stieg Larsson, es de los más solicitados por los turistas.

Resulta divertido ver como, a la salida del museo, los fans hacen cola para hacerse fotos como si fueran ABBA. Pero esta imagen no es el final. A partir de este momento, es fácil identificar a los turistas que han visitado el museo porque no paran de tararear, mientras pasean por Estocolmo, éxitos como Dancing Queen, Super Trouper… En resumen, que queda claro que aunque el grupo se disolvió en 1983, el fenómeno ABBA está más vivo que nunca, por lo menos en Estocolmo.