HE VISTO BALLENAS

La convivencia después de ETA

Javier de Isusi indaga en cómo superar las heridas del terrorismo en 'He visto ballenas'

El encuentro entre los personajes del exmilitante de ETA y el exmiembro del GAL, en 'He visto ballenas'.

El encuentro entre los personajes del exmilitante de ETA y el exmiembro del GAL, en 'He visto ballenas'.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Hace un par de años el hermano de Javier de Isusi (Bilbao, 1972) le explicó una historia real que le impactó. Un exmilitante de ETA conoció en una prisión francesa a un antiguo miembro del GAL que estaba muy arrepentido e incluso intentó suicidarse. «Son dos enemigos a muerte que se encuentran como personas y, si ellos son capaces de eso, significa que los demás también podemos convivir con nuestros vecinos pese a lo que ha pasado, porque si seguimos con el ojo por ojo, al final todos ciegos. Hay que mirar al otro, ponerse en su lugar, entender que es una persona como nosotros y que todo el mundo tiene derecho a sufrir. Ese encuentro representa el comienzo de una necesaria reconciliación en la sociedad vasca. Era un historia que merecía ser contada». E Isusi la contó, en He visto ballenas He visto ballenas(Astiberri), un cómic más de diálogos y reflexiones que de acción, que aborda con sensibilidad, delicadeza y sutileza las heridas, muchas aún por cicatrizar, causadas por el conflicto vasco.

Con la tregua de ETA sobre la mesa, el libro de Isusi llegó poco después de Las oscuras manos del olvido Las oscuras manos del olvido(Norma), donde Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí se centraban en las víctimas, siendo ambas las únicas obras que han tratado en profundidad el tema etarra en cómic. «No sé si lo hubiera hecho hace 5 o 10 años. Creo que hoy la sociedad está ya preparada para oír historias que van más allá de la denuncia. El alto el fuego ha influido; mientras hay muertes es muy difícil ponerse en el lugar del otro», opina el autor bilbaíno, quien pretendía precisamente eso, meterse «en la piel del otro», ver qué «pensamientos y sentimientos» le asaltaban y preguntarse qué habría hecho él en su lugar.

Si bien el punto de partida de He visto ballenas He visto ballenases real, Isusi se mueve en el terreno de la ficción para desnudar a sus tres protagonistas: el ex-GAL Emmanuel; Josu, que cumple condena por pertenecer a ETA, y su amigo de la infancia Antón, ahora sacerdote y cuyo padre murió asesinado por la banda.

Si a través de los dos primeros, que no están contentos con su vida, explora sentimientos como el arrepentimiento y la culpa, que no les sirven de consuelo, con el tercero se adentra en el perdón, «que descubre que no es algo tan sencillo como creía». De ahí que Isusi cite El girasol, un libro del cazanazis Simon Wiesenthal y, sobre todo, el caso de Patrick Magee y Jo Berry, el miembro del IRA que fue amnistiado en los acuerdos de Viernes Santo y que mató al padre de ella en un atentado. «Su historia es esclarecedora -reflexiona-. Aunque su encuentro les ha llevado a dar conferencias juntos por medio mundo y son capaces de hacerlo juntos, dicen que no son amigos y que su relación es difícil. Él dice que jamás le ha perdido perdón y que no se arrepiente porque no sirve de nada y porque en ese momento hizo lo que debía. Pero también que asume la responsabilidad, se solidariza con su dolor, y le gustaría repararlo».

El autor de Ometepe y de la saga de aventuras Los viajes de Juan Sin Tierra, inspirados en parte en sus propios viajes, ha usado para He visto ballenas la acuarela en amarillo y gris metalizado. «Probé con el blanco y negro pero transmitía demasiada dureza en una historia de por sí dura. Luego probé con el gris pero tenía poca fuerza. Hasta que le añadí amarillo y cobró vida y me permitió mostrar los matices. El gris y este amarillo, que no es cálido, sino frío, incómodo y desasosegante, son colores opuestos que al mezclarlos demuestran lo que cuento en la historia, que pueden convivir».

Entrevistas reales

Isusi es vasco, pero no ha vivido de primera mano los efectos del terrorismo. Por ello acudió a las fuentes y se entrevistó con dos víctimas de ETA y con un exetarra, conversaciones que le pusieron «los pelos de punta porque estaba frente a la realidad pura». «Una mujer me contó cómo se sentía y los detalles del día que mataron a su marido. Me causaron admiración. Uno reconocía que lo que hizo estaba muy mal pero lograba seguir adelante y las víctimas no se han quedado ancladas en ese día que les truncó la vida y, como él, han sido capaces de reconstruirse y vivir con su dolor».  

El autor va más allá y hace que el lector, «que se convierte en el cuarto protagonista», piense en la percepción social y las diferencias entre matar por dinero, en el caso del mercenario del GAL, o por unos ideales. «Si ganas eres un rebelde y un libertador, como ocurrió con Menajem Beguin, un terrorista que acabó siendo primer ministro de Israel. Pero si pierdes, como ETA, eres un terrorista y un asesino».