OIDOS SORDOS A LA LEY

Los instrumentos musicales todavía no viajan gratis en avión pese al cambio normativo

Instrumentos de cuerda.

Instrumentos de cuerda. / periodico

EDUARDO LÓPEZ ALONSO / Barcelona

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Primer verano con instrumentos musicales en los aviones. Eso es lo que se prometía en el 2014, pero en realidad no se aplica la normativa. La aprobación en el 2014 por parte del Parlamento Europeo de la normativa que permite que los ingenios musicales sean equipaje de mano en los vuelos europeos debía suponer una inyección de tranquilidad a los músicos y aficionados que viajan con sus preciados compañeros. Hasta la aprobación de la normativa, podía exigirse a un pasajero comprar un billete de avión para situar a su lado su instrumento. Las aerolíneas europeas deben considerar el bulto musical como un equipaje de mano más, aunque en ocasiones tenga un tamaño muy superior al de las maletas de viaje. Sin embargo, las compañías aéreas siguen considerando sus aviones ámbito privado y en la práctica los músicos deben negociar con la tripulación el trato preferencial a sus instrumentos. 

Instrumentos y 'low cost'

Y es que una cosa es el cambio normativo y otra la aplicación de esa norma que está haciendo cada compañía, especialmente en las 'low cost' que suelen aplicar incómodas limitaciones al embarque de equipaje habitual. Cierto que no es lo mismo llevar consigo un violín que un contrabajo. Ningún avión dispone del espacio suficiente en cabina para llevar un instrumento de esas dimensiones y es un problema que deberá solucionarse. No se descarta que alguna compañía quiera aplicar algún suplemento especial.

Viajar junto a las samsonite

Hasta ahora, cuando los músicos querían facturar o embarcar un instrumento en el avión se enfrentaban a incertidumbres, por las limitaciones y restricciones aplicadas por las aerolíneas o el responsable de turno. El peligro era que al final debía ser transportado junto a las duras samsonite. La normativa defendía el derecho de admisión o no del instrumento en cabina. La nueva normativa es de aplicación en los vuelos europeos y en las compañías europeas. Además de los músicos profesionales, los grandes beneficiados del cambio legal serán los aficionados para los que los instrumentos son un suvenir preciado o un simplemente un buen regalo.

Efectos del vuelo en los instrumentos musicales

El transporte de un instrumento musical en la bodega de un avión es de alto riesgo para la integridad del instrumento. Las variaciones de presión y temperatura en el interior de la zona de maletas pueden destrozar literalmente determinados instrumentos delicados como los construidos en madera, porque causan dilataciones que pueden desembocar en grietas y roturas. También corren un alto riesgo los instrumentos de metal, para los que cualquier golpe desemboca en costosas reparaciones. Con suerte, la modificaciones de las condiciones de humedad y presión atmosférica pueden restablecerse con tiempo y reposo 'antijetlag' y no dejar como secuela una desafinación crónica.

La amenaza de los maleteros

Peor solución tiene el manejo despreocupado del equipaje en tierra. Esos vuelos de maletas para amontonarse en los camiones no casan con instrumentos profesionales que en algunos casos pueden llegar a precios astronómicos (un violín profesional puede llegar a los 100.000 euros). Cierto que instrumentos de ese calibre no se dejan temerariamente en manos de cualquiera, pero la normativa dejaba hasta ahora huérfanos de respaldo legal a esas preciadas herramientas artísticas en sus viajes aéreos.

Músicos viajeros

Los efectos secundarios de una normativa en apariencia menor son de mayor enjundia de lo previsto. Para empezar, los músicos profesionales deberían tener más posibilidades para viajar a nuevos escenarios sin necesidad de pagar dobles billetes. En segundo lugar será posible la adquisición de instrumentos musicales en países lejanos y aprovechar las vacaciones para adquirirlos.

La Federación Internacional de Músicos (FIM), Performing Arts Employers Associations League Europe (PEARLE, organización que representa a los empresarios europeos del sector de los espectáculos en vivo), la Dirección General de Movilidad y Transporte en la Comunidad Europea (DG MOVE) y la sociedad de gestión Artistas, Intérpretes y Ejecutantes (AIE), entre otras, han presionado en los últimos meses para conseguir una normativa coherente. Las quejas de los músicos demuestran que lo prometido todavía no se ha cumplido en todos los casos a principios del 2015.