NILE RODGERS

«Los éxitos de Chic fueron anomalías»

Nile Rodgers, en una imagen promocional.

Nile Rodgers, en una imagen promocional.

J. B.
BARCELONA

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El guitarrista, compositor y productor neoyorquino vuelve hoy al Sónar (1.30 horas, SonarPub) con su remozada versión de Chic, el grupo que puso un acento distintivo a la disco music de los 70. Rodgers ha vuelto a la actualidad con su colaboración con Daft Punk en Get lucky.

-La primera vez que actuó en el Sónar, en el 2006, durante el concierto destacó que Chic tocaba con instrumentos reales, en directo. En aquel contexto, ¿era una provocación?

-Lo recuerdo. Éramos una banda rodeada de disyóqueis, y traté de explicar a la gente que nosotros éramos otra cosa. El Sónar es un festival increíble; en Barcelona marca el comienzo oficial del verano.

-¿Siente algún tipo de prevención hacia la música puramente electrónica?

-No, mis mejores amigos son disyóqueis. Pero tengo 61 años, hace 45 que aprendí a tocar la guitarra, y ese es mi medio de expresión. Mi presente como productor incluye a artistas como Disclosure y Carl Cox, y me encanta recordar que toda esa música procede del sonido disco.

-Chic acuñó una música bailable elegante. ¿En qué se inspiraron?

-No queríamos sonar como las bandas funky de California o el Midwest,  e inventamos un estilo. Dijimos: vamos a suponer que somos un grupo de tipos negros franceses que venimos a América y que tocamos un funk sofisticado. Ese era el concepto. Nos veíamos como una banda moderna del Harlem renaissance (movimiento cultural de los años 20), bien vestidos, con traje y corbata...

-En aquel tiempo, en la cultura rock, se miraba la música negra por encima del hombro. ¿Le importaba?

-La prensa era más rockera, pero nosotros éramos músicos de estudio tocando para gente famosa. Chic era nuestra manera de subir a escena sin ser estrellas, aunque nuestros discos eran de oro y platino.

-¿Fue peligroso pensar que todo lo que tocaban se convertía en oro?

-¿Peligroso? ¡Era perfecto! ¡Fantástico! Éramos gente sin egos, trabajadores, no estrellas todopoderosas.

-Cuando trabajó con Diana Ross o David Bowie, ¿había jerarquías?

-Les decía: este es tu disco, haré lo que quieras que haga, a menos que sea malo. Con Diana quisimos hacer una biografía suya en canciones, y luego ella se enfadó mucho porqué I'm coming out se podía interpretar como una canción favorable a la liberación gay. Pero aquel disco fue el más importante de su carrera.

-En sus giras con Chic incluye ahora éxitos como Let's dance (Bowie) o Like a virgin (Madonna), que usted no compuso, aunque sí produjo. ¿Las siente como propias?

-En el mundo actual, si yo produjera una canción de la manera en que lo hacía entonces, sería considerado el coautor. En mi corazón lo son.

-En Get lucky aparece así.

-Ahí sí. Trabajamos de la misma manera que con Chic, y en el estudio donde grabamos Dance, dance, dance.

-El éxito mundial de una canción con ese aroma retro, ¿es una anomalía?

-Sí, pero creo que todos los éxitos de Chic eran anomalías. Si hubieran respondido a fórmulas, todo el mundo los habría hecho, ¿no cree?

-¿Volverá a grabar a su nombre?

-Ahora estoy intentando resucitar unas grabaciones perdidas de Chic. Material muy atractivo, incluida alguna canción con Luther Vandross. Siguen siendo mi familia.