EL FUTURO DE UNA DE LAS COLECCIONES MÁS IMPORTANTES DEL PAÍS

Un museo en la cantera

La Fundación Sorigué diseña un centro artístico único en una zona industrial El proyecto, que presentará en Venecia, incluye la construcción de instalaciones a medida para los creadores

La obra maestra de Bill Viola, 'Ocean without a Shore'.

La obra maestra de Bill Viola, 'Ocean without a Shore'.

NATÀLIA FARRÉ
LLEIDA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«A la hora de exponer, un museo tradicional cede un espacio a un artista y el artista debe adaptar su obra a dicho espacio. Nosotros lo haremos a la inversa. Preguntaremos al artista qué quiere hacer y le construiremos el espacio», explica Ana Vallés, presidenta de la Fundació Sorigué y del grupo empresarial homónimo, y depositaria de una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes, y desconocidas, del país. O dicho de otro modo: «Nuestros fondos ya no van a crecer de forma tradicional, comprando obras ya realizadas, sino que invitaremos a los creadores a ver nuestro entorno y después de conocer el qué y el porqué propondrán sus instalaciones artísticas». Una propuesta insólita, como mínimo, que ha llamado la atención en el mundo del arte y que ha llevado a la fundación hasta Venecia. El viernes presentará su proyecto en la Bienal de Arquitectura de la ciudad italiana -«es nuestro reconocimiento internacional»-. Y lo hará por invitación de Rem Koolhaas, comisario del encuentro.

El entorno, el qué y el porqué que cita Vallés, son el quid de la iniciativa y van íntimamente ligados. Su origen hay que buscarlo en el 2011, cuando el acuerdo con el Ayuntamiento de Lleida para la cesión de unos terrenos donde construir un museo para la colección no prosperó. El fracaso impulsó un cambio de paradigma y se pasó de la idea hacer un centro tradicional de arte de provincias a lo que la fundación llama concepto Planta. Una iniciativa que aúna cultura y empresa en un entorno industrial y en activo. Así, el qué será un futuro museo multidisciplinar en constante crecimiento que albergará la colección actual de la fundación y las instalaciones artísticas que surjan, y que convivirá con la parte empresarial del grupo en la cantera que el holding tiene en un polígono entre Lleida y Balaguer.

El emplazamiento es fundamental ya que permitirá dar una dimensión diferente al proyecto. No solo por el espacio, 40 hectáreas dan para crecer infinitamente, sino por la importancia que la fundación quiere dar al paisaje -«matérico y tremendamente espacial», apunta Vallés-, que será un actor más de la iniciativa. Además, construir un centro artístico junto a uno empresarial «es aprovechar las sinergias» que florezcan de la cohabitación, a juicio de Vallés. Y es que está convencida de que «la relación entre artistas y gente de empresa puede ser muy positiva. Aportará la frescura que necesita un grupo que mira al futuro». De ahí el concepto híbrido del espacio proyectado.

¿Aunque, quizá ubicado un poco lejos? «El entorno potencia el proyecto que es superpotente», añade Vallés, que asegura que ya recibe visitas internacionales y deshecha la observación afirmando que la cercanía «depende de la perspectiva». Tiene más argumentos para augurar un buen futuro al centro: «Se convertirá en un lugar de peregrinación». La primera parada para los peregrinos del arte contemporáneo será una instalación que llevará el nombre del pionero y gurú de la videocreación, Bill Viola, y de su obra maestra Ocean without a Shore. Tras años de negativas, el artista norteamericano, uno de los más reconocidos y conocidos en su género, sino el que más, ha aceptado vender uno de los originales de la pieza a la fundación. Lo ha hecho tras conocer el proyecto. Ahora prepara la instalación que desea para proyectarla y que la fundación levantará.

La apertura al público -con entrada gratuita- del museo se prevé para dentro de dos años. De momento, sus 12.750 metros cuadrados expositivos ya tienen los cimientos excavados y además del site specific (así lo han bautizado) de Viola hay otro en marcha, encargado a la japonesa Chiharu Shiota. Una artista en auge que es «una apuesta» de la fundación, cuya colección destacó figuras célebres cuando aún no lo eran y que reúne nombres como Anselm Kiefer, Antonio López, William Kentridge, Julie Mehrettu, Anish Kapoor, Antony Gormley, Doris Salcedo y Cristina Iglesias.