La guerra entre Amazon y Hachette inquieta a los editores de todo el mundo

El gigante de la distribución 'online' pone trabas a los libros de la multinacional por no aceptar su política de precios

El vicepresidente de Amazon Peter Larsen, el pasado 2 de abril.

El vicepresidente de Amazon Peter Larsen, el pasado 2 de abril. / REUTERS / EDUARDO MUÑOZ

ERNEST ALÓS / Barcelona

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El gigante Amazon y una de las cinco grandes editoriales en Estados Unidos, la filial norteamericana de Hachette, están librando un pulso en las últimas semanas que ilustra las amenazas para el sector que supone la posición de dominio del gigante de la distribución 'online' (con el 70% del mercado del 'e-book' y el 50% del libro, de papel o electrónico, vendido 'online' en EEUU).

El desacuerdo entre Amazon y Hachette, al parecer tras la reclamación de la primera de aumentar su margen de beneficio, estalló el pasado martes cuando la multinacional norteamericana, generalmente hermética, hizo pública una nota en la que manifestaba "que no era optimista" sobre el resultado de sus negociaciones "en un futuro próximo". Amazon, en medio de este tira y afloja, está manteniendo al mínimo sus existencias de libros de Hachette, haciendo que los plazos de entrega sean de entre dos y cuatro semanas, y no acepta ofrecer en forma de preventa sus futuras novedades.

Entre afectados por el conflicto con Amazon se encuentra el título de la autora británica J. K. Rowling 'The Silkworm' (El gusano de seda), que saldrá a la venta el próximo 19 de junio bajo su seudónimo de Robert Galbrith y que no está disponible en la opción precompra de Amazon. Una opción que permite además a las editores ajustar sus tiradas a la demanda prevista.

Una medida de presión que Amazon explica así: "Los suministradores deciden los términos en los cuales quieren vender a un distribuidor. En reciprocidad, un distribuidor tiene el derecho de determinar si las condiciones de la oferta son aceptables y suministrar los productos conforme a este acuerdo". Mientras, ha propuesto crear un fondo de indemnización a los autores afectados negativamente por el conflicto a financiar a medias entre los dos contendientes.

Hachette (que no ha sido más transparente que Amazon sobre las discrepancias concretas que mantienen entre ellas) ha replicado que exige poder mantener "unas condiciones que reconozcan, de manera apropiada, el papel único durante los próximos años del autor en la creación de los libros y el del editor dentro de su edición, su comercialización y su distribución, reconociendo la importancia de Amazon en tanto que vendedor e innovador".

Un pulso que viene de lejos

Se trata de un 'lo tomas o lo dejas' que no es nuevo. En anteriores conflictos, Amazon retiró el botón de 'venta en un click' a las editoriales con las que mantenía desacuerdos, e incluso en el año 2010 dejó de vender en su sitio los libros de Macmillan.

Pero, hace unos años, las 'cinco grandes' (Hachette, HarperCollins, Pearson, Simon & Schuster Macmillan) replicaron a la creciente presión de Amazon con un acuerdo con Apple, coincidiendo con el lanzamiento de su tienda iBooks, que hizo sustituir el modelo de mayorista (el vendedor final paga por el libro un precio de mayorista que negocia con la editorial, pudiendo exigir precios bajos gracias a su tamaño, y lo vende al que considera oportuno, a pérdidas incluso) por el modelo de agente (similar al que existe en la Europa continental: la editorial decide un precio de venta al público y el minorista se queda un porcentaje de este, a negociar entre ambos).

Amazon se plegó en primera instancia ante la jugada, que supuso el incremento del precio que deseaban editores y autores (la cuota de mercado de Amazon bajó del 90% al 67% y los precios subieron un 18%) y contraatacó volcándose en el libro autoeditado a bajo precio y apadrinando entre bastidores una batalla legal que ganó el pasado mes de julio por goleada, con la sentencia que consideraba que el acuerdo violaba la libre competencia. Y ahora llega el momento de la revancha, en el que está en juego demostrar hasta qué punto puede imponer sus condiciones comerciales a cualquiera de los actores en el mercado del libro.  

En Alemania, informa France Presse, donde el editor escandinavo Bonnier se enfrenta a una situación similar, la cámara del libro, que representa a editores, libreros y distribuidores, ha criticado violentamente a Amazon y ha reclamado que el Gobierno intervenga. Mientras, en Estados Unidos, el Gremio de Escritores se ha puesto al lado de los editores, y lamenta que "el chantaje parezca ser la estrategia de Amazon en las negociaciones".

La ministra francesa de Cultura, Aurélie Filippetti, ha denunciado las prácticas "inaceptables" de Amazon. "Hacer chantaje a los editores restringiendo el acceso del público a los libros de sus catálogos para imponer condiciones comerciales más duras no es tolerable. Es una amenaza para los editores y también para los lectores y los autores, que son tomados como rehenes", ha afirmado.