CRÓNICA. Gótico recital en el auditorio de La Pedrera

Una velada con Poe, Pou y Pou

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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La Setmana de la Poesia de Barcelona ha dado incluso para un par de estrenos. La salida del armario de Joan-Lluís Lluís como poeta, el pasado domingo, y la presentación pública de un buen número de piezas de la nueva traducción al catalán de la poesía completa de Edgar Allan Poe por Txema Martínez, que está previsto que publique Quaderns Crema. Eso sí, una presentación a lo grande: leyó los poemas en el auditorio de La Pedrera Josep Maria Pou y lo acompañaron las no menos negras e inquietantes fotografías de Jordi V. Pou. De aquí el Pou & Pou fan Poe que daba título al recital. Aunque, con Vicent Price en la memoria, Una velada con Edgar Allan Poe tampoco hubiera estado fuera de lugar.

Algo de Price, o aún más de Christopher Lee, por qué no (el recital acabó con El Corb), tuvo la presencia en escena de Josep Maria Pou. Mermado por una lesión en su pie derecho, apareció en silla de ruedas y allí se quedó. Solo faltó que el chirrido de un eje mal engrasado acabase de contribuir a la atmósfera sonora. En lo visual, las fotografías de Jordi V. Pou lo hicieron: ventanas iluminadas en un caserón oscuro, manos crispadas, veladuras góticas, inquietantes caras momificadas, bancos de parque devorados por la maleza, sombras misteriosas...

«Esta situación mía no formaba parte de la escenografía que ha proyectado misterio, dolor y sufrimiento», dijo Josep Maria Pou. Aunque verse «condenado a la inmovilidad, como tantas de las almas de los poemas de Edgar Allan Poe» no deja de tener su sentido para recitar los versos de Per a Annie, con la voz del yacente que no puede mover un músculo, declamar el «dolor obscur» de A Helena, evocar los festines de gusanos de Lenora El cuc conqueridor o ponerse en situación para acabar con El Corb: «I té els ulls en letargia d'un dimoni que somia, / i el llum sobre ell irradia a terra una ombra només, / i la meva ànima, com si a terra en l'ombra flotés, / no s'elevarà mai més!»