entrevista con la actriz

Audrey Tautou: "Nadie debe enterrarse en una relación de pareja infeliz"

NANDO SALVÀ

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La actriz francesa Audrey Tautou acaba de estrenar en España la comedia Nueva vida en Nueva Yorktercera entrega de la trilogía que completan Una casa de locos (2002) -ambientada en Barcelona, la recordarán- y Las muñecas rusas (2005), y en la que el director Cédric Klapisch acompaña a un grupo de personajes desde la posadolescencia hasta la madurez.

-Su personaje, Martine, ha cambiado mucho desde las dos películas previas, ¿no le parece?

-Sí, sigue siendo un poco histérica, pero me alegro de que haya evolucionado. Se toma la vida con un poco más de filosofía, y creo que es bueno porque refleja lo que a todos nos pasa con la edad. De todos modos, Martine siempre fue un personaje tan lleno de contradicciones, tan impredecible, que las posibilidades de hacer evolucionar su personalidad eran muy interesantes.

-Acaba de decir que, con la edad, todos evolucionamos. ¿Cómo siente usted haber evolucionado desde que rodó Una casa de locos?

-Obviamente, 13 años proporcionan mucha experiencia, aunque trato de mantener el entusiasmo y la espontaneidad de mis inicios. Lo que desde luego no he adquirido es confianza. Pero al menos me siento más cómoda tanto en mi vida personal como en mi carrera, confianza para arriesgar. Tengo que ponerme en peligro para sentirme libre. Años atrás, estaba atrapada en un torbellino y a veces sentía la presión de satisfacer expectativas que no eran mías. Ya no es el caso.

-¿Por qué cree que la trilogía de Cédric Klapisch ha calado tan hondo entre el público?

-Creo que su gran poder estriba en el modo que ensalza la importancia de la amistad. Quien tiene amigos tiene un tesoro, ¿no es así? Aparte de algunos recién llegados a mi vida, esencialmente tengo el mismo grupo de amigos desde siempre. Ocupan un lugar central en mi vida. Para ellos yo sigo siendo la misma, y eso es un alivio teniendo en cuenta el violento y repentino proceso de mediatización que mi vida sufrió hace 20 años.

-¿Lamenta algo acerca del éxito que Amélie (2001) le proporcionó?

-Quizá no estaba preparada para tanto éxito, y durante mucho tiempo me estuve escondiendo detrás de una imagen muy determinada de mujer ingenua y delicada. Pero me di cuenta de que no debía dejar que mis temores guiaran mi vida. Ahora quiero decirle a la gente más sobre mí, dejar que descubran otras facetas de mi personalidad. Eso es lo que me motiva en mi trabajo. Quiero desbloquear cierta modestia que uso a modo de armadura y que a veces me resulta una carga. Creo que hacerlo me permitirá ir mucho más allá como actriz. Este es mi reto para los próximos años.

-Nueva vida en Nueva York defiende una idea muy progresista y liberal de la familia. ¿Cuál es idea que usted tiene de ella?

-Pues, precisamente, liberal y progresista. Actualmente, lo que solía conocerse como familias disfuncionales es una realidad mayoritaria. Los hijos de padres separados o de parejas mixtas llenan las escuelas. Hoy en día nuestras vidas están en constante evolución incluso después de haber cumplido los 40, porque nunca es tarde para buscar la felicidad. En la película, tanto mi personaje como Xavier (Romain Duris) o Isabelle (Cécile de France) demuestran que nadie debe enterrarse en una relación de pareja infeliz. Esa libertad es algo que nuestra generación ha reclamado.

-Aun así, ¿ha sentido alguna presión para formar una familia a medida que se va acercando a los 40?

-Sentí esa presión hace años, cuando pasé la barrera de los 30. Era una presión eminentemente social. Como decía, me sentí algo culpable por no ajustarme necesariamente a la norma. Actualmente tengo muy asumido que mi personalidad es demasiado caótica como para llevar el tipo de vida que ser madre requiere, al menos de momento. Todo se andará, pero a mi propio ritmo.

-Nueva vida en Nueva York habla también de la madurez y los desafíos que la edad comporta. ¿Cómo se lleva usted con ella?

-Lo único que me da miedo de la edad es que inevitablemente implica que con el tiempo vas sobreviviendo a muchas personas a las que amas. Eso me da miedo. Pero, aparte de eso, la edad no me importa. Tengo algunas arrugas y la carne más flácida pero, ¿qué más da?