Veronica Roth

La adicción adolescente

Tras 'Crepúsculo' o 'Los juegos del hambre' es el momento de la saga 'Divergente'. Su autora encontró en la literatura la mejor terapia contra la ansiedad.

VICTORIOSA. Veronica Roth, la autora de la saga, en Los Ángeles, el pasado marzo. A la izquierda, su leída trilogía.

VICTORIOSA. Veronica Roth, la autora de la saga, en Los Ángeles, el pasado marzo. A la izquierda, su leída trilogía.

RICARDO MIR DE FRANCIA

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Hay gente que se pasa toda la vida intentándolo y otros que aciertan a la primera. Es el caso de Veronica Roth, la creadora de la saga Divergente, el último fenómeno editorial de la literatura fantástica y la gran triunfadora en su categoría en esta reciente edición de Sant Jordi.

Antes de acabar la universidad, Roth ya había vendido los derechos del primer libro de la trilogía a Harper Collins. Tenía 21 años y una pregunta premonitoria: ¿qué haría si se hacía tan rica como J.K. Rowling o Suzanne Collins? En su blog, anotó: comprar una casa, casarme, donar parte del dinero e invertir. «¿Un trabajo? Pshh, ¿quién los necesita? Si pudiera tener una habitacioncita acogedora para escribir todo el día con un suministro infinito de té, me sentiría bastante bien».

Deseo concedido. A sus 25 años, Roth lleva vendidos más de 17 millones de ejemplares desde que Divergente llegó a las librerías a finales del 2011, manteniéndose durante 11 semanas consecutivas entre la lista de los libros juveniles más vendidos de The New York Times. Insurgente le siguió un año después y en el 2013 apareció Leal, el cierre de la trilogía, con una tirada inicial de dos millones de copias. A la saga le espera muy probablemente una segunda vida porque el mes pasado se estrenó en Estados Unidos la adaptación cinematográfica de la primera entrega, que el próximo miércoles desembarca en España.

Las cinco facciones

La trilogía está ambientada en una versión futurista y posapocalíptica de Chicago. La sociedad está dividida en cinco facciones que se derivan de la personalidad de sus miembros. Los altruistas de la Abnegación controlan el Gobierno; los honestos de la Verdad promulgan la ley; los pacíficos de la Cordialidad labran la tierra; los sabios de la Erudición estudian; y los valientes de la Osadía nutren el Ejército.

A los 16 años, todo el mundo debe someterse a un test para determinar a qué facción pertenece. Pero hay quien no está dispuesto a seguir las reglas. Es el caso de la protagonista. Beatrice, Tris, Prior siente que no encaja en la Abnegación y prefiere dar rienda suelta a su personalidad en la Osadía. Ha roto los rígidos esquemas de una sociedad donde se castiga el libre albedrío. Es una divergente. Y la disidencia se paga con la vida. Como en Los juegos del hambre, el relato parte de la premisa que solo los adolescentes están dispuestos a desafiar al poder establecido para buscar la verdad y salvar al mundo.

Roth ha rechazado las comparaciones con la protagonista. «Yo era la chica buena que llegaba a casa a horas razonables y nunca hacía nada malo», le dijo a The Independent. Pero también ella tomó decisiones osadas para escapar de sus fantasmas, motivados, en su caso, de un desorden de ansiedad que le acompaña desde que era niña pero que se fue acentuando con las entrevistas, las críticas o las sesiones de fotos que acompañan al éxito. «Debido a mi ansiedad, mi vida resultaba opresiva. Del mismo modo en que Tris hace cosas atrevidas para escapar de la opresión, yo hice lo mismo», le dijo al Chicago Tribune.

«Me casé joven, me mudé a Rumanía una temporada, me corté el pelo. Como Tris, estoy tratando de ser una versión más plena y rica de mí misma», confiesa. Nacida en el estado de Nueva York y crecida junto a los grandes lagos en Illinois, Roth se crió con su madre, la pintora Barbara Ross, y sus dos hermanos, después de que sus padres se separaran cuando ella tenía 5 años. «Pasaba todo su tiempo libre escribiendo», recordaba recientemente su madre. «Era una niña muy lista, seria e introvertida. Yo diría que Divergente es muy Veronica, siempre interesada en la virtud», matiza.

Espíritu precoz

También era un espíritu precoz. Divergente lo acabó mientras estudiaba escritura creativa en la universidad de Northwestern. Le bastaron 40 días para tener listo el primer borrador. Parte de la inspiración, según ha confesado, la encontró al acercarse a la terapia de Exposición, donde se enfrenta a los pacientes de fobia y ansiedad a sus peores miedos para que sean capaces de digerirlos. Esa idea la utilizó más tarde para plasmar los aterradores rituales de iniciación a los que se enfrentan Tris y sus camaradas.

En las entrevistas, Roth parece una mujer serena, elegante y madura. Pero no se ha deshecho de la ansiedad, ni siquiera tras abrazar el cristianismo. «Estoy trabajando muy duro para controlarla», le dijo a la revista People recientemente.