EMERGENTES

Un precoz talento de la danza

El joven Pol Jiménez, posando con uno de los abanicos de su obra.

El joven Pol Jiménez, posando con uno de los abanicos de su obra.

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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Tiene solo 18 años, pero su currículo quita el hipo. Mañana y el próximo 1 de abril Pol Jiménez regresará a la sala Fènix con su última coreografía, Vaivén. Tres músicos en directo, tres bailarines (él incluido) y varios abanicos ejerciendo de hilo conductor de historias varias. De emociones. «El abanico es un elemento del flamenco que da mucho juego. En esta pieza hay una parte más teatral en la que tiene un uso más convencional. Pero también lo utilizamos como instrumento rítmico. Y para dar aire, no solo en sentido literal. Mi planteamiento era sacarle todo el partido posible. Y ver qué pasaba», explica el artista barcelonés.

Y lo que pasa es que el público acaba aplaudiendo, en pie. Por cierto, el elenco lo forman más jóvenes emergentes formados en el Conservatorio Profesional de Danza de Barcelona y del de  Música del Liceu.

Su vocación fue de lo más prematura. Dice entre risas que su madre le explica que estando ya en su vientre «era acercarse al bafle, escuchar música y empezar a moverse. Se alejaba, y paraba». Desde siempre supo que quería ser bailarín profesional. «Lo he tenido así de claro. No he cambiado de chip. Y mis padres me han apoyado desde niño». A los 7 años ya estaba estudiando danza y música, a los 12 entró en el Conservatorio y pronto empezó a recibir becas y galardones, como el del Ballet Nacional de España en el Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenca de Madrid, por Subconsciente.

MÁS QUE BAILAOR / Corría el año 2011. Y solo dos años después participó también como coreógrafo del Institut del Teatre de Barcelona en la Assemblée Internacional en Toronto, organizada por la Escuela del Ballet Nacional de Canadá. Logró también el Premio de grupo como coreógrafo por En el Corral. Y en la Convocatoria Nacional  de Danza de Castellón se alzó con el premio Especialidad de Flamenco.

En realidad, sus primeros pasos los dio en el baile clásico y en el contemporáneo. «Pero el flamenco es algo que te sale de dentro. Aunque yo no me quiero clasificar solo como bailaor. Me gusta toda la danza».

Su objetivo es encontrar «una personalidad, un estilo, un hueco». Admira la valentía y la apertura de miras de cracks como Israel Galván, «que viniendo del flamenco más tradicional apostó por la innovación». Valora su «sinceridad y humildad». Que no se venda a la comercialidad. «Lo importante no es darte a conocer, sino tu manera de expresar». Insisto: tiene solo 18 años.