Un emergente punto neurálgico de la música catalana

El laboratorio pop de Vic

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En los años 80, Vic fue la cuna de Trogloditas, la banda de Loquillo; de Quimi Portet, cofundador de El Último de la Fila, y de una efímera estrella del pop en catalán, Duble Buble. Tres décadas después, la comarca de Osona es el epicentro de una escena inquieta y diversa, que insufla oxígeno a nuestra cambiante escena. Un polo de actividad y un laboratorio de ideas en el que algunos nombres con proyección, como La IaiaNyandúNúria Graham o Joana Serrat, son solo la punta del iceberg.

Vic es la sede del Mercat de Música Viva, aunque toda esa ebullición tiene más que ver con su parcela off y con modestos escaparates paralelos como el Festival Hoteler, el Sugar Il·legal Fest y el ya difunto InVictro, que en las últimas ediciones han atraído a grupos locales de vocación underground no siempre interesados en saltar a la parrilla oficial de la muestra. Bandas «radicales en lo suyo y con un punto punkie», opina la vigatana Maria Blay, mánager de, entre otros, La Iaia, Núria Graham y Quimi Portet, que atribuye a la ciudad esa concentración de proyectos debido a su historial como «lugar con cultura de conciertos».

CUESTIÓN DE ACTITUD

CUESTIÓN DE ACTITUDLes une más la actitud que el estilo musical, muy diverso. Porque aquí hay indie-cantautores (Serrat, Graham, Roger Usart), pop mutante (La Iaia), neopsicodelia folk (Mates Mates, producidos por Joan Pons, El Petit de Cal Eril) y mucho rock librepensante con vistas al hardcore, al noise o al art-punk, de Furguson a L'Hereu Escampa, Univers u Ohios. «Tienen en común el amor a la música», opina Sergi Egea, de Famèlic, sello discogràfico surgido en Vic y destacado en esta nueva red de conspiraciones. Algunos, eso sí, aspiran a un cierto mainstream pop ala alternativa, «y otros se quedarán muy felices en el circuito minoritario en el que se mueven», señala Egea, activista también vinculado al Festival Hoteler, excoordinador del Festus de Torelló, técnico de sonido (¡y camarero!) del barcelonés Heliogàbal y programador de su ciclo Ronda... «El mundo de la música pequeña no es un gran negocio y tienes que ser multitarea», precisa.

Como toda escena, esta cuenta con su punto de reunión, La Jazz Cava, bar y sala de conciertos que organiza un festival, el Foramuralla, en junio, abierto a grupos de todas partes pero con sensibilidad por los locales (en el 2013 contó con Furguson y Núria Graham). El bar «es donde surgió el caldo de cultivo y donde nos acabamos encontrando todos», destaca Maria Blay. Ahí se dirigen músicos y profesionales no solo de Vic, sino de otros puntos de la comarca, como Manlleu o Torelló. Hablamos de una escena osonenca, no limitada a su capital.

EN EXPANSIÓN

EN EXPANSIÓNAunque hace dos, tres años que comenzó a percibirse que algo estaba pasando en torno a Vic (Egea recuerda que en el Hoteler de septiembre del 2011 ya observó «un aura de comunión especial»), es ahora cuando podemos hablar de escena y no solo de unos pocos nombres aislados. Artistas con, todavía, muy poco material publicado atraen miradas, como Germà Aire (con dos miembros de Mates Mates), Regalim, Ohios, Nult, Lloret Salvatge, Power Burkas, Tidal Waves, Kíar, Carla Serrat (hermana de Joana) y los adoptados Dofí Malalt (originarios de Lleida). Sonidos muy diversos y opción lingüística decantada por el catalán y el inglés.

Y emergiendo del bullicio, La Iaia, con su segundo disco, On és la màgia?, que consuma un veloz viaje desde el folk hacia un pop abierto a la electrónica; Nyandú, que prepara el relevo a L'origen de les espècies (disco fruto de su victoria en el Sona 9 del 2011), y una Joana Serrat situada en la lanzadera después de su fichaje por El Segell del Primavera. Y la más joven, Núria Graham, cuyo primer disco (tras la celebrada maqueta del año pasado) se hará esperar hasta finales de año o principios del 2015. Son, por ahora, las caras más conocidas de un frente de grupos llamado a dar alegrías, que se mueve guiado por sus impulsos. Como destaca Sergi Egea, «lo más importante es que se hacen cosas originales, a veces atrevidas, y sin complejos».