TERROR

Byzantium Ellas también muerden

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Neil Jordan

Casi dos décadas después de dirigir Entrevista con el vampiro, Neil Jordan regresa al reino de los chupasangres con este cuento de hadas perverso cuyas protagonistas, dos mujeres que luchan a través del tiempo para adueñarse de sus propios destinos y, mientras, personifican la doble función encarnada por los vampiros en la ficción: por un lado, amenazadora presencial sexual; por otro, melancólico símbolo del precio que ser inmortal conlleva, de que, comparada con una vida eterna solitaria, furtiva y depredadora, la muerte no está tan mal.

Como de costumbre en su cine, Jordan se muestra brillante creando atmósfera. Cierto que, pese a una o dos subversiones respecto a la mitología vampírica tradicional, el aire gótico y trágico que el filme transpira es terreno de sobras conocido, pero en todo caso cada imagen y objeto parecen haber sido diseñados para atraparnos, seducirnos e inquietarnos. Y casi siempre lo logran. Igualmente estimulante es ese paralelismo entre los vampiros y las prostitutas, vehículo de una carga feminista del todo irónica. Es una pena que esas dobles lecturas tarden tanto en llegar. Tal vez para evocar los cadáveres grises y pellejudos que la pareja deja a su paso, durante buena parte de su metraje Byzantium está despojada de vitalidad. Para cuando en la media hora final las heroínas se enfrentan contra los hombres que tratan de erradicarlas, es inevitable sentir que todo cuanto vino antes, en buena medida una morosa meditación sobre el arte de narrar, fue tiempo perdi-

do. NANDO SALVÂ