Cambio de tendencia en las propuestas culturales

Euskadi se ríe de ETA

El cine, el teatro y la televisión rompen tabús y se atreven, por fin, a hablar del terrorismo con humor una vez consolidado el cese de la violencia de la banda

OLGA PEREDA
BARCELONA

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Euskadi, por fin, se ríe de ETA. Y lo hace de la mano del cine, el teatro y la televisión. Vaya semanita (programa humorístico que la cadena autonómica vasca lanzó en el 2003 y que fue pionero en desdramatizar un tema hasta entonces tabú) ya no es una excepción en el panorama cultural. Tres años después del anuncio del cese de la violencia, los encapuchados y borrokas protagonizan comedias como Ocho apellidos vascos, estrenada ayer en los cines. Su guionista, Borja Cobeaga, comenzará en mayo el rodaje de Negociador, donde mostrará desde el humor algo que, en su día, apareció en las sesudas páginas de política de los diarios: el encuentro entre el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, y los etarras Thierry y Josu Ternera. Mientras, Burundanga sigue arrancando carcajadas en el Teatro Lara de Madrid con la historia de un miembro de la banda que vive en silencio su militancia y que termina confesandósela a su novia tras ingerir sin querer un suero de la verdad. ¿Quién dijo miedo? Euskadi Movie -programa de ETB heredero de Vaya semanita- se mofó hace poco del vídeo de la BBC en el que la banda entregaba las armas a los verificadores.

CICATRIZAR HERIDAS / «ETA sigue provocando preocupación y temor entre la ciudadanía, pero el miedo ha desaparecido. El mérito es similar al de poder hablar, sin tabús, del cáncer. Y eso es un milagro, una conquista de la sociedad. Ya no hay marcha atrás. No volveremos a la situación de antes», analiza Oscar Terol, uno de los padres de Vaya semanita y la persona que más ha analizado el humor vasco. El actor, escritor y humorista donostiarra advierte, sin embargo, de que las risas siempre tienen que tener un fin terapéutico. «Si no contribuye a cicatrizar heridas no es humor, es ideología. ¿Hemos ayudado los humoristas a vivir mejor en Euskadi? Si es que sí, entonces hemos triunfado», sentencia Terol, que asegura que en su vida profesional siempre ha tenido muy claro que desde donde mejor trabaja un cómico es desde el afecto.

«La sinrazón hay que combatirla con cariño. El objetivo es que todos nos entendamos. Admiro mucho a Wyoming, pero El intermedio [La Sexta] es humor de trinchera porque siempre se mete con los mismos: el PP. Yo, cuando digo un chiste nunca pienso: 'que se joda fulano'», destaca.

EL MÉRITO ES DE LA CALLE / Terol insiste en que el mérito de que la cultura se pueda mofar de ETA no es tanto de los creadores sino de la gente. «En Vaya semanita recogíamos lo que estaba en la calle, fuimos un altavoz de la gente. No podíamos haber hecho algo así si nuestro público no lo hubiera podido asumir».

Si, efectivamente, Euskadi ha conseguido desechar toda la trascendencia al discurso político es más que probable que el guion de Fe de etarras -que lleva la firma de Cobeaga- salga por fin del cajón en el que Tele 5 Cinema lo ha tenido guardado durante años, consciente de la susceptibilidad que provoca (o provocaba) el tema. La película es la divertida historia de unos miembros de ETA que viven en un piso franco y a quienes les toca presidir la comunidad de vecinos. «Dirán que me obsesiona el tema etarra, pero es que da mucho juego», afirma el director y guionista donostiarra.

UNA COMEDIA «NÓRDICA» / En Negociador, la comedia sobre el mandatario socialista Eguiguren y los etarras Thierry y Ternera, Cobeaga destacará todos los elementos cómicos que tuvo el trascendente encuentro, celebrado en el 2006 en Oslo: «Eguiguren comía kebabs porque no podía utilizar ninguna tarjeta de crédito. Unos intermediarios le confundieron con un etarra. Y el camarero que les atendió en el restaurante noruego era valenciano», se ríe el cineasta, que ha otorgado al actor Carlos Areces el papel de Thierry, al que veremos en la gran pantalla como un ciclotímico obsesionado con hablar por teléfono con el presidente del Gobierno. A pesar del humor que destila el guion de Negociador (filme que contará con financiación del Gobierno vasco y ETB) Cogeaga advierte de que será «una comedia nórdica, muy seca».

Bastante más hispana es Ocho apellidos vascos, donde el guionista se ríe de los mitos nacionalistas y el choque cultural entre planetas tan distintos como son Euskadi y Andalucía. Dani Rovira da vida a un sevillano que trata de pasar por borroka ante los ojos del vasquísimo padre de su amada, interpretado por un huracanado Karra Elejalde. Cócteles molotov, herriko tabernas y banderas que piden el regreso a Euskadi de los presos etarras son guiños que inundan la comedia y que quizá hace años no hubieran sido digeridos por el público.

MI AMIGO ES ETARRA ¿Y QUÉ? / Asier ETA biok (Asier y yo) -el documental en el que el actor Aitor Merino defiende su amistad con el etarra Asier Aranguren- no es una comedia. Sin embargo, hay muchas gotas de humor en un guion que, básicamente, viene a decir algo así como: 'Mi amigo es etarra, ¿y qué?' Puede que el planteamiento sea espinoso, pero el público lo ha respaldado. Si no, el filme no llevaría la friolera de ocho semanas en cartel.  «Si hubiera dirigido esta película hace años, también hubiera metido humor. Pero, sinceramente, me lo hubiera pensado muchísimo más. Y eso que el humor de la película se centra en las contradicciones que yo tengo. Soy una persona a la que le da cierto repelús el himno español, pero me gusta que gane Fernando Alonso porque es asturiano», afirma Merino, que el jueves por la noche presentó la cinta en la Mostra Internacional de Documentals de Olot.

«Todo esto que está pasando con el humor es síntoma de madurez de la sociedad. Es un paso muy importante. Después de tantos años de tabú, hay sensación de desahogo y catarsis. El humor es liberador. Yo creo, sinceramente, que siempre se han contado chistes muy bestias de ETA, pero solo en privado. Ahora lo podemos hacer en público. Tenemos que tener en cuenta que es un tema muy delicado pero, al mismo tiempo, hay una cosa clara: no hay humor sin irreverencia, así que el equilibrio es complicado», concluye Merino, a punto de iniciar el recorrido internacional de Asier ETA biok en Argentina y Alemania.

Es tal el cambio de tendencia en el mundo cultural que Oscar Terol advierte: «El humor siempre es bueno y sus fines son nobles. Ahora bien, con el terrorismo, corremos riesgo de que el cine, la tele y el teatro se vean forzados a presentarlo siempre con risas. El espectáculo siempre tiene que estar al servicio de la historia y no al revés».